lunes, 3 de marzo de 2014

Desde el comienzo del fenómeno ovni, hay informes de encuentros con naves desconocidas que han dado lugar a victimas mortales, sobre todo en el personal de las fuerzas aéreas de diferentes países, como la del Capitán Thomas Mantell en 1948.Pero el caso que vamos a conocer ocurrió en Brasil, y la persona implicada no era un piloto aéreo, si no un agricultor.

En los archivos de los gobiernos y las agencias independientes de investigación, hay un número considerable de informes de encuentros ovnis con resultados letales.

Estos informes suelen implicar síntomas temporales tales como enrojecimiento de los ojos, articulaciones inflamadas, quemaduras, pinchazos, náuseas y, en algunos casos, vómitos de sangre. Pero el caso que nos ocupa es sin duda el encuentro más espantoso con un objeto volador no identificado en los informes ovni.

El incidente

La revista Francesa "Spatiaux Phénomènes" publicó en 1971 un articulo del profesor Felipe Machado Carrión y el ufólogo Irineu Silveira, sobre el incidente Araçariguama. En dicho articulo se explicaba la muerte de un agricultor Brasileño de 44 años de edad llamado Joao Prestes Filho, muerte ocasionada tras el encuentro con un ovni. Pero debemos empezar desde un principio.

En la tarde del 4 de marzo de 1946, Joao Prestes Filho, volvía a casa de un día de pesca en el río Tieté de Brasil con su amigo Salvador Dos Santos. Filho, quien conducía su carro tirado por caballos, dejó a su compañero y le deseó buenas noches. La electricidad aún no había llegado a la aldea de Araçariguama, donde vivía Filho con su esposa y sus cinco hijos. El pescador estaba solo mientras conducía su caballo a través de la oscuridad impenetrable que cubría la zona.

Para empeorar las cosas, el pueblo estaba casi desierto debido al hecho de que era época de carnaval. Su esposa estaba fuera disfrutando de la celebración, había salido de casa, cerrando la puerta con llave y dejando abierto como único acceso al hogar, una reducida ventana que daba a la calle.

Luis Prestes
En 1997, el sobrino de Filho, de 60 años de edad, Luis Prestes, explicó en una entrevista a los investigadores, Pablo Villarrubia Mauso y Claudio Tsuyoshi Suenaga que habían viajado a la región para reabrir este caso fascinante:“Hasta hace poco mi padre recordaba el trágico fin de su hermano en 1946. Yo era pequeño, tenía unos nueve años, pero me acuerdo perfectamente de lo que ocurrió. Era semana de carnaval y el prefirió irse de pesca. Araçariguama era un lugar aislado y tranquilo, mi tía se fue a la feria con sus hijos y le dejó preparada la cena en casa”.

Después de 92 años de edad, Vergilio Francisco Alves, primo de Filho, continuó ilustrando los acontecimientos de esa noche fatídica a Mauso y Suenaga:“Fue en 1946 y era carnaval, se fue a pescar cerca de allí, al río Tiete. Su esposa y sus hijos se fueron a las fiestas. Hacía tiempo seco, no llovía. Al regresar guardó su caballo y le dio de comer. Puso el pescado en una cazuela y calentó agua para lavarse”.

Pero continuemos con nuestra historia, Filho logró entrar por la ventana abierta, pero tan pronto como se encontraba en su casa, tuvo la sensación de que alguien o algo lo estaba observando. Filho miró por la ventana hacia el cielo y en ese momento la noche tomaría un giro terrible.

El agricultor explico que fue golpeado de pronto por un haz de luz de intenso calor que emanaba de un objeto brillante. Filho dijo que se cubrió el rostro con las manos y se desplomó de rodillas. El estallido duró sólo un instante antes de desaparecer por completo. Según Alves:

“una especie de rayo o luz amarilla que iluminó todo. Joao sintió que su cuerpo ardía y que la barba estaba quemada. Asustado y sin poder mover las manos quitó con los dientes el pestillo de la puerta de la casa y salió descalzo a la calle, porque nunca usaba calzado”.

Prestes añade otros detalles más sobresalientes de este relato: "... al regresar a casa y abrir la ventana, un fuego o algo parecido a una" antorcha de fuego ", entró en la habitación en la que estaba Joao de pie. Cayó al suelo y sintió que su cuerpo estaba en llamas. Se envolvió en una manta, y corrió dos kilómetros hasta el pueblo. "

Con sus pies desnudos y ensangrentados por las afiladas rocas del camino oscuro, sin asfaltar, Filho, gritando buscó desesperadamente ayuda, insistiendo en que su piel estaba en llamas. Corrió mas de dos kilómetros hasta llegar a casa de su hermana María, cerca de la iglesia de Araçariguama. Allí se tiró a la cama y dijo estar quemado. Al poco llegó el comisario Joao Malaquías, al cual le dijo que no era culpa de nadie, porque lo que le había atacado no era cosa de este mundo.

La carne de Joao Preste parecía según los testigos “ como si se hubiera dejado hervir un buen rato”. Inmediatamente quedó claro a todos los presentes que el pescador desafortunado no viviría mucho tiempo en este mundo.

Según contó Alves :"Mi primo, Emiliano Prestes, vivía muy cerca y fue quien me avisó. Cuando llegué a casa de María, me encontré a Joao Malaquías, el comisario, hablando con Joao. Este estaba tumbado y se le empezaba a trabar la lengua. Su piel blanca estaba tostada, como si se hubiese asado, lo peor eran las manos y el rostro. Las tenía torcidas, su pelo no se quemó, ni sus pies ni la ropa. Solo de cintura a cabeza. Los pies los tenía desollados por haber venido corriendo y pisando piedras."

Según Alves, la familia Filho sabiamente decidió que si había algo que hacer por su familiar herido lo harían en el hospital:"Malaquías, el sheriff, quería que lo llevara a un hospital en Sao Paulo, pero el camino estaba en malas condiciones y se fueron a Santana de Parnaíba."

Prestes relata el momento en que vio a su tío de lejos, que sería la última vez que lo vería:

“Me las arreglé para ver a mi tío cuando se le sacó de la casa para llevarlo a Santana de Parnaíba en camión, donde se encontraba el hospital más cercano. Recuerdo que las sábanas que lo cubrían estaban teñidas de negro, tal vez por las quemaduras en su cuerpo ...su apariencia, según mi padre, quién lo acompañó al hospital, era realmente penosa. Presentaba quemaduras graves. La piel, la carne, estaba oscura. No tenía ninguna lesión corporal.”

Fue admitido en el hospital, donde los médicos desconcertados, incluyendo el médico Luiz Caligiuri, fueron incapaces de diagnosticar lo que había sucedido Joao Prestes. En 1974, el investigador Fernando Grossman, se entrevistó con testigos directos del evento, entre ellos el exmédico del ejército, Gomide Aracy, que estuvo con Filho durante sus ultimas horas con vida.

Tumba de Joao Prestes
Gomide afirmó que él hizo todo lo posible para paliar el rápido deterioro de Filho, que parecía descomponerse en vida. Un enfermero describió las últimas horas terribles en los que trozos de carne se desprendían de los brazos, dejando al descubierto porciones de hueso y el tendón. Irónicamente, el pelo y la ropa se dice que se ha mantenido intacto durante todo el proceso y aún más extraño y sorprendente, el hombre mismo se dice que no sentía ningún dolor físico hasta el final de su calvario. Testigos afirman que incluso conversó con el Gomide y otros hasta que perdió el tejido blando en la mandíbula para seguir hablando.

Ni que decir tiene, que la mayoría de los familiares de Filho eran incapaces de soportar presenciar esta etapa final de la vida de su ser querido, pero Gomide soportó hasta el final y declaró que la petición final del paciente había sido un vaso de agua. No mucho después, a las 10 pm. del 4 de marzo, expiró Filho y el doctor Caligiuri declaro como causa de la muerte "colapso cardíaco".

No puede haber duda de que es uno de los misterios más terribles del siglo 20 y estamos obligados a hacernos la siguiente pregunta, ¿que mato a Joao Prestes?.