martes, 23 de abril de 2019

La cultura paganas está llena de fascinantes manuscritos que abren una ventana para conocer un poco más sobre las creencias que los pueblos profesaban en la antigüedad. Uno de ellos es el Galdrabók, un misterioso grimorio islandés que reúne una serie de hechizos que se usaron en esta mágica tierra.

Galdrabók es un término que proviene del idioma islandés y significa “libro de magia”. Es precisamente esto lo que contienen las páginas de este documento que data del año 1600.

Este grimorio comprende un material escrito en símbolos rúnicos y latín, así como símbolos considerados mágicos. En él se pueden encontrar además invocaciones a entidades cristianas, demonios, dioses nórdicos paganos e instrucciones sobre el uso de hierbas y artilugios mágicos. Todo parece indicar que el Galdrabók comenzó como una obra botánica que señalaba las propiedades y virtudes mágicas de hierbas y raíces, pero que paulatinamente fue abordando otras cuestiones, por ejemplo, el control del clima, los enemigos, el amor, etc.

En sus 47 citas describe conjuros y hechizos que pueden ser utilizados para distintos propósitos, desde los más inocentes como protección, especialmente contra problemas de embarazo, dolor de cabeza, insomnio, encantamientos, peste, sufrimiento y desorientación en el mar, hasta los más extraños.

Hay un capítulo del Galdrabók que propone distintas herramientas mágicas para causar el mal: un mal objetivo a pesar de sus móviles. Allí, por ejemplo, se explica un antiguo conjuro por el cual es posible inducir en otros un miedo inexplicable, inapelable, capaz de paralizar al más temerario de los hombres. Otros explican como se puede aniquilar la hacienda de un enemigo a distancia, e incluso producir sueño en personas que no están presentes. Ya al final de este capítulo se anuncian algunos hechizos para conseguir el amor de cualquier mujer, aún de aquellas que nos aborrecen en toda regla.

Menos extraordinario pero no por ello menos interesante, el Galdrabók posee un capítulo entero dedicado a lo que podríamos denominar "bromas paranormales". Entre ellas, se cuenta cómo producir flatulencias en un sacerdote que oficia la misa, provocar diarrea en académicos, y ataques de risa -literalmente letales- en suegras y otros visitantes inoportunos.

El Galdrabók se conservó en distintos manuscritos, más o menos completos, hasta que en 1921 Natan Lindqvist publicó una traducción sueca con propósitos diplomáticos. Recién en 1989 el académico Stephen Flowers publicó una traducción del Glandrabók en inglés, edición que suaviza las "bromas paranormales" y los escatológicos conjuros amorosos. Donde además, también incluyó algunos capítulos explicando el contexto histórico y religioso de la época en la que los paganos realizaban estas prácticas mágicas.

Según Flowers, en el periodo pagano (desde el año 870 al 1000) la isla de Islandia, anteriormente despoblada en gran parte, se convirtió en el hogar de muchos noruegos, así como irlandeses y escoceses que buscaban libertad política y religiosa ante la persecución que sufrían a manos del rey Haraldr hárfagra, quien buscaba conquistar toda Noruega y unificar el territorio bajo una monarquía al estilo cristiano.

Los nuevos islandeses establecieron un nuevo orden social enraizado profundamente en su herencia nativa, una especie de república aristocrática donde quienes tenían el poder eran los sacerdotes locales. Para la época en la que se calcula que el Glandrabók fue escrito, Islandia había aceptado el catolicismo como religión principal. Sin embargo, Flowers asegura que se trataba más que todo de un formalismo.

Aunque los sacrificios públicos a los dioses germánicos quedaron prohibidos, las prácticas privadas de fe, que incluían el consumo de carne de caballo y la exposición de bebés, fueron permitidas. Más tarde, estás prácticas continuaron incluso con la reforma protestante, liderada por Martín Lutero, aunque clandestinamente.

Al igual que la mayoría de la magia islandesa de la época, este grimorio se basa en gran medida de pentagramas y runas que tienen propiedades mágicas cuando se llevan en el cuerpo, talladas en objetos, o escritas. Entre los símbolos mágicos se pueden destacar: Veiðistafur, para tener suerte en la pesca. Vegvísir, para conseguir orientarse entre la niebla o en una tempestad. Þjófastafur, para evitar robos. Stafur gegn galdri, para evitar los conjuros de otros brujos. Kaupaloki, suerte en los negocios.



Aunque hay que destacar por su especial relevancia el aegishjalmur o ægishjálmur, ya mencionado en algunas sagas y ampliamente reivindicado en los últimos tiempos por recreacionismo y el neo-paganismo nórdicos. Viene a ser un conjuro con doble significado: en la batalla, para aterrorizar al enemigo, en la vida cotidiana, contra el abuso de alguien.

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