martes, 3 de diciembre de 2013


¡¡Oh Paris!! La ciudad de la luz, puesto que fue la primera en ser iluminada con luz eléctrica, la torre Eiffel, el arco del triunfo, notre-dame, el sagrado corazón de Montmartre, el Museo de Louvre,etc, etc. ¿Y lo insólito? Cuantos amigos míos dirán -"Ya está el bardo con las fastidiosas catacumbas con las que nos has dado el coñazo siempre"-. Pero, -"rien n'est plus loin de la vérité"-. Paris esconde mucho más, pero que muchísimo mas. ¿Quién se apunta a un viaje al país vecino?


 1. ¿Se puede esconder un diablo en una botella?

En el número 54 de la calle Manzarine vivía en el s. XVIII Alexandre Berbiguier de Terre-Neuve du Thym. Según narra él mismo en su autobiografía, este medio-brujo tenía su propio método para acorralar a los demonios y duendes que perturbaban su sueño: bastaba echar humo de tabaco a los ojos de las criaturillas que, de inmediato, caían atontadas. Luego las metía en botellas con vinagre y pimienta selladas con “cera de España”.


2. Notre-Dame

No sería posible recorrer las calles de París y hablar de demonios sin nombrar a los personajes más famosos y emblemáticos de la catedral de Notre-Dame: sus demonios-gárgolas, Gárgolaeternamente al acecho desde lo más alto de las torres.

Cuenta la leyenda que la gárgola era un dragón que devastaba continuamente un bosque de los alrededores de Rouen. En el año 520, san Román, arzobispo de la ciudad, decidió poner fin a sus correrías y consiguió amansar a la fiera hasta llevarla a la ciudad, donde fue quemada. Lo cierto es que, bajo el nombre de gárgolas, numerosos monstruos pueblan hoy en días las alturas de Notre-Dame. Ubicada en el distrito 1 de la ciudad, el más clásico y elegante, esta grandiosa construcción está situada en la place du Parvis, donde se encuentra el kilómetro cero de las carreteras nacionales de Francia.

Cabe señalar que delante del pórtico derecho se citaban los alquimistas del Medievo y que, desde lo alto de la décima galería, un extraño e inquietante personaje, ataviado con el gorro frigio de los misterios de Eleusis, observa en silencio la escena. Nadie parecía perturbarse ante su presencia, porque era una estatua de piedra: el alquimista de Notre-Dame, representación de los elegidos capaces de descifrar los arcanos de la verdadera ciencia.

Pero hay más hechos insólitos relacionados con Notre-Dame.

En 1711 se descubrieron, bajo dos gruesos muros, numerosos bloques adornados con bajorrelieves e inscripciones que despertaron la curiosidad de los sabios de la época. En esos bloques hay figuras de diferentes dioses (Marte, Minerva, Apolo, Mercurio, Diana…) y parece que formaron parte de un monumento votivo perteneciente a Júpiter, rematado por una estatua de este dios y erigido en el s. I de nuestra era.


3. La calle Saint-Martin

En la calle Saint-Martin se encuentra la iglesia de Saint-Martin-des-Champs, erigida en torno al año 1000 como conmemoración de un milagro llevado a cabo por este santo: la curación de un leproso. Pero es otra iglesia, la de Saint-Merri, que está en esta misma calle, la que más puede atraer la atención del buscador de lo insólito.

En el extremo de la ojiva del pórtico central hay una pieza esculpida, de 30 centímetros de altura, representando a un demonio. La figura, que tiene dos cuernos en la frente, un rostro barbudo, dos senos femeninos, un pene erecto, dos alas semirreplegadas tras él y las rodillas cruzadas, ha hecho pensar a numerosos ocultistas que se trata de una representación del Baphomet adorado por los templarios en el transcurso de unos rituales que trajeron de Asia Menor. La cercanía de un edificio perteneciente a los Caballeros del Temple muy cerca de la iglesia de Saint-Merri podría confirmar la veracidad de la hipótesis que mantienen que dicho templo fue considerado como un lugar lleno de implicaciones ocultistas.


4. El nº 9 de la calle Cour-du-Commerce-Saint-André-des-Arts

Pero además de este París de las gárgolas, los dioses y los símbolos templarios, hay otro, el del Terror, para entrar en cuyo corazón es imprescindible acercarse al nº 9 de la calle Cour-du-Commerce-Saint-André-des-Arts, donde Monsieur Guillotin hizo construir en 1792 la máquina de matar que lleva su nombre. Hoy, ajenos a este acontecimiento, los clientes del pub Saint Germain consumen sus bebidas sin saber que en ese mismo enclave se llevó a cabo el macabro invento de la guillotina. Ya no queda nada de aquella casa; tan sólo una placa rememora esta fecha histórica, pero en la misma calle se encuentra el café más antiguo del mundo, el Procope, y también una de las torres que formó parte de las antiguas murallas de la ciudad.


5. El nº 51 de la calle de Montmorency.

La Casa de Nicolas Flamel.Construida en 1407, forma parte de las casas más antiguas de París.

En aquel entonces, la planta baja estaba dedicada al comercio y en las plantas altas albergaban gratuitamente a personas pobres mientras rezaban un Padrenuestro y un Ave María por la mañana y por la noche.Hoy todavía se lee en la fachada la inscripción que acojaba a estos invitados:

Nous homes et femes laboureurs demourans ou porche de ceste maison qui fut fet en lan de grace mil quatre cens et sept somes tenus chascun en droit soy dire tous les jours un patenostre et un ave maria en priant Dieu q de sa grace face pardo aus povres pescheurs trepassés Amen"

Nicolas Flamel formaba parte de la Universidad de París como escritor-jurado. Era un administrador inteligente y supo invertir oportunamente. Piadoso y adinerado, también era un donante generoso y la divisa de su casa era "Ora et labora". Pero el origen de su fortuna pareció incomprensible a mucha gente y de allí nació una leyenda persistente afirmando que en realidad era un alquimista en busca de la piedra filosofal y de algún método para cambiar el plomo en oro.


Esta leyenda fue fortalecida por la publicación en 1561 de un tratado de alquimía atribuido a Nicolas Flamel.Lo cierto es que todavía se ven algunas esculturas en la fachada de la vieja casa y si no son llaves para los misterios de París, por lo menos cosquillean la imaginación.


6. El Metro de la Revolución

Al final del siglo XVIII, Francia contaba más de 700 unidades de medida diferentes.

Muchas medidas de longitud se referían al cuerpo humano. Dedo, pulgada, pie, paso, braza... estas medidas no eran fijas y cambiaban de un pueblo a otro. Las medidas de volúmenes no tenían relación evidente con las medidas de longitud y a la hora de considerar múltiplos o submúltiplos, uno tenía que lanzarse en unos cálculos algo complicados. Eso provocaba errores y fraudes en las transacciones comerciales y perjudicaba el desarollo de las ciencias.

Entonces el 7 de Abril de 1795 es cuando la Convención Nacional promulgó el sistema métrico.

Y a partir de Febrero de 1796 es cuando la Convención organizó la instalación en la ciudad de París de dieciséis placas de mármol representando la nueva medida.

Hoy sólo queda una placa en su ubicación de origen. Se halla en el número 36 de la calle de Vaugirard y como es muy bien conservada, se ven perfectamente las marcas de los centimetros y las conteras de latón.


7. El Genio de la Pasamanería

La calle de Turbigo fue creada en 1858. En su número 57 es donde se halla esta monumental escultura que tiene casi tres pisos de extensión.

Instalada precisamente en un ángulo obtuso de la fachada, fue probablemente un artilugio inventado por el arquitecto (desconocido) del edificio para disimular una arista de poca gracia. Pero el folclore popular se apoderó del personaje. Por hallarse en un barrio muy especializado en la producción textil, esta gran mujer elegante, luciendo borlas y cintas, collar y alas, fue bautizada Genio de la Pasamanería.

 
8. La Casa de la Calle Volta

En el número 3 de la discreta calle Volta es donde se halla un curioso edificio.

En la planta baja, cuatro pilares de piedra sostienen una viga de tamaño impresionante. La entrada del edificio separa dos tiendas pequeñas.La parte superior es una asombrosa fachada con entramados de madera.

En París, este tipo de construcción fue prohibido al final del siglo XVI porque las autoridades temían los incendios. Entonces durante varios años consideraron que la Casa de la Calle Volta era anterior a la interdicción y databa del siglo XIII o XIV. Y así era la "casa más vieja de París". Pero las leyes son una cosa y su aplicación otra.

En los años 1980 es cuando unos especialistas escudriñaron el edificio y determinaron que fue construido en la primer parte del siglo XVII. Se consiguió un nuevo consenso para considerar que la casa más vieja de París es la de Nicolas Flamel. La Casa de la Calle Volta perdió esta distinción pero todavía destaca por su encanto de otro tiempo, justo al lado de la muy hausmaniana Calle de Turbigo.


9. El Defensor del Tiempo

El Defensor del Tiempo forma parte de estas curiosidades que uno descubre al pasear mirando hacia las nubes.

Esta asombrosa composición fue diseñada por el escultor Jacques Monestier a petición de la empresa de construcción que transformaba la manzana que se halla al norte del Centro Georges Pompidou.Inaugurado en 1979, este autómata monumental celebraba las horas presentando una batalla entre el defensor del tiempo y los tres animales que le rodean.

Cangrejo del mar, pájaro del aire, dragón de la tierra, a cada uno le tocaba atacar al azar entre las 9h y las 22h.los tres animales atacaban juntos tres veces al día: a las 12h, 18h y 22h. ¡Por lo menos en teoría! Se Sospecha que los vecinos se cansaron de los ruidos que acompañan la celebración de las horas y el autómata se quedó paralizado.

 
 10. El Egipcio de la Calle de Sèvres

Un decreto del 2 de Mayo 1806 ordenó la rehabilitación de todas las fuentes antiguas de París y la creación de 15 fuentes nuevas. La fuente del Egipcio fue creada en 1810.

 La estatua fue realizada por Pierre-Nicolas Beauvallet y representa un campesino egipcio o "fellah". Sería una copia de una de las estatuas que Napoleón trajo a París a lo largo de sus numerosas campañas. El "fellah" parece salir de un templo egipcio pero se nota que es una obra del primer empirio por la águila que adorna el timpano.

Lo más asombroso es la elección de un símbolo egipcio en esa parte de París en donde se hallaban varios conventos, seminarios y congregaciones religiosas. El observador filósofo te dirá que en aquel entonces Egipcia era de moda por la expedición que hizo Napoleon y todas las informaciones que publicaron los científicos que le acompañaban.


Pero los historiadores te diran que esta afición es mucho más antigua y los relatos esotéricos te darán otra perpectiva. Cuentan que el nombre de París sería un derivado de Bar-Isis (el barco de Isis) y varios textos antiguos confirman la existencia de lugares de culto de la Diosa Egipcia dentro de la ciudad.

Isis todavía tendría adoradores ocultos pero potentes y eso explicaría todas las referencias a Egipcia que uno nota en la Capital, empezando por la pirámide del Louvre...

  
11. El Banco del Solitario

En la mayoría de los parques públicos, los bancos tienen una función de socialización y eso explica que cuenten varios sitios.Pero en el tranquilo jardincillo del "Chanoine Viollet" existe un banco de una sola persona.

...En breve continuamos con la parte 2...