En el siglo XIX en Siria se encontró un relieve de terracota que mostraba una figura femenina alada. Las proporciones eran perfectas hasta las piernas, de ahí surgían unas garras de águila que se posaban sobre un león bicéfalo. El cuerpo desnudo y voluptuoso, con senos perfectos y turgentes. Los brazos de tal forma que la altura de las manos coincide con la de los hombros. En una de las manos sostiene un ephah, especie de balanza para medir los granos. Se encuentra flanqueada por dos búhos que a su vez descansan sobre lo que parece ser una serpiente. Era la primera representación de Lilitu que se hallaba. Ahora se encuentra en el Museo Británico de Londres.
Como tantas otras tradiciones asirias, la de Lilitu era muy conocida por los antiguos hebreos. Sin embargo los primeros rabinos no sabían como encajar este personaje en la historia de la Creación. Presionados por la tradición tuvieron que incluirla de una manera velada De hecho no aparece mencionada directamente en el Pentateuco y sólo existen algunas breves referencias en Isaías y en Job. No ocurre lo mismo con el Talmud y la Kabbalah[3] en donde aparece la información que ha llegado hasta nuestros días.
De Lilitu a Lilith
A Lilith (el nombre hebreo para designar a esta mujer) la podemos encontrar en el Antiguo Testamento en Isaías 34:14-15. Aparece como una lechuza o ardilla blanca (según la traducción), criatura nocturna o demonio del desierto (lamia), acompañada de sátiros y animales. Isaías refiere la manera en que Dios con su espada mata a todos los habitantes de Edom, enemigos de los judíos, quedando en el lugar los animales y Lilith.
La versión de la Biblia de Jerusalén lo traduce como:
“Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilith y en él encontrará descanso”.
La versión griega de la Biblia conocida como Septuaginta y Nácar-Colunga traduce Lilith por Lamia:
“Y las bestias monteses se encontrarán con los gatos cervales, y el peludo gritará a su compañero: la lamia también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo”.
Lilith mora entre las ruinas solitarias en el desierto de Edomite donde los sátiros (“se’ir”), los reems (especie de unicornios), los pelícanos, los búhos, los chacales, los avestruces, las serpientes-flecha y las cometas guardan su compañía.
Lamia es la diosa bisexual a la que se adoraba en Libia. Fue hija de Belus y tuvo hijos con Júpiter, los cuales fueron raptados por la celosa Juno (Hera). En venganza Lamia se devoraba a los niños pequeños de otras mujeres. Su nombre significa lujuria, glotonería. Encontramos diosas similares en Siria, Anath, y en Egipto, Neith, quienes se comían a sus amantes. Fue el comentarista Hieronymous del cuarto siglo de nuestra era, quien identificó Lilith con la Lamia griega.
Los DOS Génesis
Aunque esta interpretación parece demasiado forzada. Lo cierto es que hay dos versiones para la creación de la primera mujer. La primera, Génesis 1:27 dice:
“Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra lo creó”.
La segunda versión aparece relatada en el capítulo dos. Ahí se nos informa que Dios se da cuenta de que no es bueno que Adán esté sólo, y entonces creó los animales. Luego hizo que Adán cayera en un sueño profundo, le extrajo una costilla[4] e “hizo una mujer, y la trajo al hombre”.
“El hombre exclamó: ¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!
Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre”.
Hoy sabemos que hay dos versiones distintas del Génesis: los llamados Génesis I y II. El primero es una versión más moderna creada por la escuela Deuteronómica hacia el 700 antes de nuestra era, mientras que el Génesis II deriva de la mitología Sumeria.
Había una evidente contradicción entre las dos versiones y los rabinos y cabalistas intentaron muchas interpretaciones a lo largo de los siglos. Una sugería que la primera versión indicaba que Adán fue creado inicialmente como un andrógino (“varón y hembra lo creó”). De un lado el cuerpo era femenino, y del otro masculino, ambos unidos por la espalda. Luego Dios los dividió. Rabbi Abba dice en su Ha-Zobar, o Libro del Esplendor (escritos místicos del medioevo judío español que recopilan tradiciones anteriores a la era cristiana), que Dios creó a Adán mezclando polvo, sangre y saliva y lo puso en el Jardín del Edén. En el principio Adán reunía la condición de macho y hembra, o sea que era hermafrodita o andrógino[5]. Lo anterior implicaría que Dios es andrógino (“… a imagen de Dios lo creó”). Algunos traductores cristianos se incomodaron con esa ambigüedad y agregaron el plural “los creo”, resolviendo el problema de tajo.
Algunos relatos (Bereshid Erubin) decían que la idea original de Dios fue crear dos seres humanos, hombre y mujer, pero en lugar de eso diseñó un solo cuerpo con dos caras mirando hacia distintas direcciones. En el Haggadah[6], se explica que la cara femenina estaba en la nuca. Para crear a Eva, Dios separó esas caras. Otros, como Bereshid Rabba (Génesis 55 y Levítico 14.1) aceptan que Adán fue creado como un hermafrodita con los cuerpos unidos por la espalda, por lo que la conversación era difícil y el andar imposible[7], entonces Dios no tuvo más remedio que separarlos, los colocó en el jardín del Edén y les prohibió ser pareja. Este ser fue aserrado por la mitad, y luego se hicieron las partes posteriores cada una de estas mitades. Adamah era el nombre de Lilith en esta tradición, la palabra hebrea para el suelo o la tierra.
Al dejar de ser hermafrodita[8], Adán buscó compañía y no es necesario tener mucha imaginación para comprender que la hallaría en las hembras de otros animales. De aquí se comprende lo escrito en Génesis 2:20:
“No halló ayuda que estuviese idónea para él”.
Esa promiscuidad con los animales[9] sería eliminada en las múltiples traducciones y revisiones del Antiguo Testamento que se darían a lo largo de los siglos[10]. Para resolver el problema de Adán, Dios formó a Lilith.
Y Dios creó a la mujer: Lilith
Dios escuchó los reclamos de Adán y entonces formó a Lilith, la primera mujer, siguiendo el mismo procedimiento que había utilizado para crear al primer hombre: pero en lugar de utilizar polvo puro, esta vez utilizó inmundicia y sedimentos.
De la unión de Adán con Lilith, y con otra mujer como ella llamada Naamah, nació Asmodeus, rey de los demonios y muchos otros demonios. Generaciones más tarde Lilith y Naamah (hermana de Caín) se presentaron ante el trono de Salomón, disfrazadas como prostitutas de Jerusalén[14]. El juicio de las dos prostitutas se registra en Reyes 1 3:16.
Adán y Lilith no eran una pareja feliz. Cuando él deseaba yacer con ella, Lilith alegaba que la posición recostada que él quería era denigrante para ella.
“¿Porqué debo yacer debajo de ti y abrirme para tu cuerpo? Yo también fui hecha de polvo, y por lo tanto soy tu igual”.
Cuando Adán trató de forzarla, Lilith, furiosa, invocó el nombre mágico de Dios, se elevó en el aire y lo abandonó[15]. La discusión entre Adán y Lilith y la rebelión de esta última contra Dios tuvo que haber ocurrido en la noche del viernes hacia el sábado, en la primera semana de la Creación. Eso debió haber sido terrible y debió orillar a que Adán se quejara ante Dios:
“He sido abandonado por la que me ayuda”.
Dios hizo un grupo, formado por los ángeles Senoy, Sansenoy y Semangeloph, y los envió con la orden de traer a Lilith. Los ángeles buscaron por todos los confines de la tierra, y finalmente la encontraron cerca del Mar Rojo, en una región plagada de demonios lascivos: Lilith se entretenía apareándose con ellos. De esas uniones nacieron los Lillim[16] en una proporción de más de cien por día. Los ángeles le ordenan regresar:
“Regresa con Adán sin demora, o de otra forma nosotros te llevaremos”.
“¿Cómo puedo regresar con Adán y vivir como una esposa honesta después de mi estadía en el Mar Rojo?”
“¡Morirás si te rehúsas!”
“¿Y cómo habré de morir si Dios a ordenado que me haga cargo de todo recién nacido y que lo estrangule: niños hasta el octavo día, antes de su circuncisión, y niñas hasta el vigésimo día? Sin embargo, si veo sus nombres exhibidos en un amuleto sobre un recién nacido, prometo apartarme”.
Sorprendidos por este acuerdo con Dios, del cual nada sabían, los ángeles aceptaron las condiciones de Lilith y, sin cumplir con su misión, regresaron al Empireum. Como la única represalia, en favor del insatisfecho Adán, Dios castigó a Lilith matando diariamente a un ciento de sus hijos.
Un dios falible
Cuando Dios vio que haber creado a la mujer con el mismo barro que al hombre había causado tantos problemas, reconoció que algo había salido mal con Lilith, y decidió realizar un nuevo intento:
“No la crié de la cabeza, pero ella dominó; ni de ojo, pero ella es ansiosa por ver; ni de oído, pero ella es ansiosa por oír; ni de boca, pero ella es ansiosa por hablar; ni de mano, pero ella toca todo; ni de pie, pero ella es andarina”.
Esta vez se aseguraría que no hubiera reclamos y en presencia de Adán comenzó a crear a otra mujer[20]. Tal vez fue la forma de “prepararla” lo que le dio asco a Adán, pues se utilizó en su confección sangre, huesos, intestinos, músculos y otros órganos que luego fueron cubiertos con piel. Dios añadió algunos mechones de cabello en ciertas partes del cuerpo. Adán quedó a disgusto con esta nueva compañera y Dios reconoció que había fallado una vez más. Dios hizo el intento por tercera vez. Adormeció a Adán y le extrajo una costilla a partir de la cual creó a Eva. Luego la adornó con 24 piezas de joyería, antes de despertar a Adán.
Al escoger una costilla como materia prima, Dios eliminaba cualquier pretensión de independencia, que se hubiera presentado de haber utilizado parte de la cabeza de Adán. También eliminaba la posible condición de esclava, de haber utilizado los pies. La parte media del cuerpo le daba el mismo estatus que Adán. Pero poco le duró el gusto a Eva pues, luego del pecado original, Dios la castigo a ser la segunda, quedando bajo la potestad de su marido.
Otras tradiciones[21] mencionan que Dios creó a Eva de la cola que en ese entonces poseía Adán. Dios la cortó y el tronco que quedó, el actual cóccix, aún lo poseen los hombres.
Probablemente la historia de la costilla de Adán provenga de Asiria. Un relieve babilónico muestra a la diosa Anath, de Ugarit, observando a Baal clavando un cuchillo bajo la quinta costilla de su hermano mellizo Mot. Baal sería el Dios de los judíos y Mot, Adán, ya que ambos eran como los mellizos (“a su imagen y semejanza”).
En los libros apócrifos Los Secretos de Enoch se menciona que Dios utilizó siete elementos para crear a Adán: tierra que hizo carne; rocío que convirtió en sangre; piedras para los huesos; pasto para las venas y cabellos; el viento lo transformó en su alma; utilizó el Sol para sus ojos; y la inteligencia de los ángeles. Tuvo más cuidado en la creación de Eva debido a lo complicado del aparato reproductor[22].
Los primeros padres no fueron creados en el Jardín del Edén. Según el Libro de los Jubileos, de los Pseudepigrapha Judíos[23], Adán fue creado en las tierras de Elda y fue llevado al Paraíso terrenal luego de cuarenta días. Eva sería llevada a los ochenta días.
El significado de “Eva” es “la que da la vida”. Según la Biblia, ese nombre le fue dado por Adán. En árabe se dice “Hawa”. Una variante del significado de su nombre sería “una viviente”, al parecer relacionado con el verbo hebreo “ja-yáh”, “vivir”. Adán, además de asignarle un nombre a Eva, la llamó “isch-scháh”, que significa “varona”.
Conjuros y amuleto
Una tradición mas reciente aconsejaba grabar en un amuleto, el nombre de tres ángeles(Senoy, Sansenoy y Semangeloph), para proteger a los niños contra una muerte prematura. Se decía que Lilith visitaba de noche las casas donde había recién nacidos para estrangularlos. Las madres tenían que cuidarlos durante los primeros días de su vida. Esa tradición persistió hasta el siglo XIX.
Los amuletos protectores eran colocados con frecuencia alrededor de la cama de una mujer apunto de dar a luz[17]. El Bereshit Rabba aconsejaba desparramar cenizas de carbón de leña alrededor de la cuna del bebé. A veces Lilith o sus hijas las lillim lograban pasar el círculo (que no se había cerrado) y a la mañana siguiente se podían descubrir sus huellas como las pisadas de una pata de gallo[18]. Si esos demonios habían logrado cruzar, en el rostro del bebé aparecería una sonrisa. Para evitar que Lilith estrangulara la criatura, la madre debería poner un dedo sobre los labios del niño. Los niños nacidos fuera del matrimonio quedaban para siempre a merced de Lilith.
Probablemente fue esa negación del placer de la cultura
judía, reflejada en la sonrisa del niño, la que relacionó a Lilith con
los sueños eróticos de los hombres. En las noches, en especial las de
los viernes, Lilith se introduce en la cama de los hombres solitarios,
que no duermen con mujeres y/o sin principios morales, y los seduce en
sus sueños, robándoles su semen para dar nacimiento a más demonios. Los
varones se sienten oprimidos[19] y pueden tener erecciones e incluso
orgasmos. Algunos intentan luchar, moverse o gritar, pero todo es
inútil: Lilith los atrapa en un abrazo cálido y mortal. Esa sensación
los puede sumir en la depresión y luego llevarlos a la muerte. Para esto
también había un conjuro que ahuyentaba a esos demonios:
“Conjúrote espectro, que no tienes a nadie para sepultarle, ni tienes nombre, que puede ser Lilu, Lilit o la sierva de Lilit, que se posesionó de mí, me atormenta, está preso en mi cuerpo, en mi carne, no se desprende… se esconde en lugar secreto… que tu luz haga que se salga el portador de la desgracia, ahuyenta al espectro, alcanza el mal cuyo toque es muerte”.
Los pacientes incurables son llamados en estos escritos los novios de Lilith, y nos recuerdan a las víctimas del vampirismo, los cuales, bajo el influjo de sus besos, languidecen lentamente, hasta que se unen con su amante en el beso de la muerte.
Martín Buher nos relata un cuento jasídico, recopilado por él, que relata un ataque de Lilith:
”Un hombre había sido poseído por Litith y pidió al rabino Mardoqueo que lo liberase del embrujo. Cuando regresó a su pueblo, encontró que todos habían cerrado las puertas de sus casas, por lo que buscó refugio en un montículo de heno. De repente apareció Lilith y le dijo: ‘Ven hacia mí’. Él respondió: ‘Ven tú hacia mí’. Ella dijo: ‘No puedo, pues en ese montículo hay una hierba que me impide aproximarme a ti’. ‘¿Dime cuál es? así la arrojo lejos y podrás venir a mí’. Y le mostró diversas hierbas hasta que Lilith dijo: ‘¡Ésa!’. Entonces él prendió la hierba en su pecho y se liberó de Lilith, quien huyó asustada.
En el Targum Yerushalmi, se comenta la bendición que leemos en Números 6:26 y que se refiere a las hijas de Lilith:
“¡El Señor bendice el fruto de todos los partos, y preserva los bebés de los Lilim!”
En el Zohar 3:76b-77a leemos:
“Y yo, el sabio, declaro la grandeza de su radiación para asustar y aterrorizar a todos los espíritus de los ángeles renegados y de los espíritus bastardos, demonios, Liliths, búhos y (chacales…) y esos que atacan inesperadamente para desviar el espíritu del conocimiento…”
[3] El término Kabbalah o “Qabalah”, en hebreo significa “recepción”, o “una doctrina recibida oralmente” en la cual “se encuentran las doctrinas especulativas, filosóficas y teosóficas de Israel”. Estas doctrinas estaban contenidas originalmente en dos libros, el Sepher Yetzirah y el Zohar.
[4] Cuenta una antigua leyenda que Dios creó a la mujer antes que al hombre. Ella fue la que pidió a Dios que creara al hombre: debía ser fuerte, poderoso, hermoso, inteligente, que la protegiera y cuidara de ella. Dios aceptó el reclamo, y se dispuso a crearlo de una de las costillas de Eva, pero puso una condición: Eva debería hacer creer al hombre que él había sido creado primero.
[5] Las tradiciones de los incas del Perú indican que, antes de que fuera creado el mundo, había existido un hombre llamado Uiracocha o Viracocha, cuyo nombre completo era Uiracocha Tachayachachic que significa “creador de las cosas del mundo”. Al principio este dios había sido hombre y mujer al mismo tiempo. Se instaló en Tihuanaco, donde creó una raza de gigantes.
[6] Libro del ritual judío que compendia las leyendas judías del Midrash y las primeras Kabbalahs.
[7] En su “Banquete” Platón escribe: “Originalmente había un tercer sexo junto al masculino y el femenino. Tenía cuatro manos y cuatro pies…”
[8] Voltaire escribe en su Diccionario Filosófico, en una crítica satírica:
“… La piadosa señora Bourignon estaba segura de que Adán había sido hermafrodita, como los primeros hombres del divino Platón. Dios le había revelado este gran secreto; pero como yo no he tenido las mismas revelaciones, me abstendré de hablar de ello. Los rabinos judíos han leído los “libros” de Adán; conocen el nombre de su preceptor y de su segunda mujer; pero como yo no he leído esos libros de nuestro primer padre, no diré de ellos una palabra. Algunos visionarios muy sabios se asombran cuando leen el “Veidam” de los antiguos brahmanes, al ver que el primer hombre fue engendrado en la India, que se llamaba Adimo –que significa engendrador- y que su mujer se llamaba Pocriti –que significa vida-. Dicen que la secta de los brahmanes es indiscutiblemente más antigua que la de los judíos; que los judíos no pudieron escribir hasta muy tarde en lengua cananea, ya que no se establecieron hasta muy tarde en la pequeña comarca de Canaan; dicen que los hindúes fueron siempre inventores, y los judíos siempre imitadores; los hindúes siempre ingeniosos, y los judíos siempre toscos; dicen que es muy difícil que Adán, que era pelirrojo y tenía cabello, sea el padre de los negros, que son como la tinta y que tienen lana negra sobre la cabeza. ¿Qué más no dirán?”
[9] El historiador romano Tácito nos recuerda lo común de estas prácticas sexuales en la antigüedad. En sus anales (XV-37) describe una orgía en casa de Tiberino, durante la cual “se intercambiaban profusas caricias hombres y animales”. Heródoto, asustado por tales atrocidades, escribía: “… y el carnero copuló ante los ojos de todos con una mujer”.
[10] Poco después serían expresamente prohibidas estas prácticas zoofílicas. En el Levítico capítulo XVIII versículo 23 leemos: “No te acostarás con un animal para ensuciarte con él. La mujer no deberá acercarse a una bestia para prostituirse con ella.
[11] Explicaciones de la Biblia.
[12] Midrash publicado en el siglo X, que recoge escritos de los siglos VII al X.
[13] Ver Génesis Bereshid Rabba 17-4; y B. Yebamot 63A.
[14] Ver Yalqut Reubeni Génesis II 21: IV 8.
[15] Final que nos recuerda al Euripides de Medea.
[16] Niños hechos a su imagen y semejanza, según el rabino Ben Shiva.
[17] Recordemos la oración a Marduk y el conjuro a Ishtar que mencionamos al inicio de este artículo.
[18] En algunas tradiciones mexicanas se esparcen cenizas alrededor de la cabaña en donde está un recién nacido. El animal que deje sus huellas será el Nagual del bebé. Recordemos, también, la tradición de hacer círculos mágicos, durante las misas negras, para impedir la entrada o el contacto directo con el demonio.
[19] El mismo efecto que se produce durante las alucinaciones hipnopómpicas e hipnagógicas.
[20] Génesis Bereshid Rabba 161.
[21] Génesis Rabba 134 B. Erubin 18ª.
[22] Haggadah, tob. 3 1.
[23] Textos bíblicos como el Libro de Enoch o los Salmos de Salomón, cuyo autor se desconoce y no es el que se menciona en el título.
Como tantas otras tradiciones asirias, la de Lilitu era muy conocida por los antiguos hebreos. Sin embargo los primeros rabinos no sabían como encajar este personaje en la historia de la Creación. Presionados por la tradición tuvieron que incluirla de una manera velada De hecho no aparece mencionada directamente en el Pentateuco y sólo existen algunas breves referencias en Isaías y en Job. No ocurre lo mismo con el Talmud y la Kabbalah[3] en donde aparece la información que ha llegado hasta nuestros días.
De Lilitu a Lilith
A Lilith (el nombre hebreo para designar a esta mujer) la podemos encontrar en el Antiguo Testamento en Isaías 34:14-15. Aparece como una lechuza o ardilla blanca (según la traducción), criatura nocturna o demonio del desierto (lamia), acompañada de sátiros y animales. Isaías refiere la manera en que Dios con su espada mata a todos los habitantes de Edom, enemigos de los judíos, quedando en el lugar los animales y Lilith.
La versión de la Biblia de Jerusalén lo traduce como:
“Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilith y en él encontrará descanso”.
La versión griega de la Biblia conocida como Septuaginta y Nácar-Colunga traduce Lilith por Lamia:
“Y las bestias monteses se encontrarán con los gatos cervales, y el peludo gritará a su compañero: la lamia también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo”.
Lilith mora entre las ruinas solitarias en el desierto de Edomite donde los sátiros (“se’ir”), los reems (especie de unicornios), los pelícanos, los búhos, los chacales, los avestruces, las serpientes-flecha y las cometas guardan su compañía.
Lamia es la diosa bisexual a la que se adoraba en Libia. Fue hija de Belus y tuvo hijos con Júpiter, los cuales fueron raptados por la celosa Juno (Hera). En venganza Lamia se devoraba a los niños pequeños de otras mujeres. Su nombre significa lujuria, glotonería. Encontramos diosas similares en Siria, Anath, y en Egipto, Neith, quienes se comían a sus amantes. Fue el comentarista Hieronymous del cuarto siglo de nuestra era, quien identificó Lilith con la Lamia griega.
Los DOS Génesis
Aunque esta interpretación parece demasiado forzada. Lo cierto es que hay dos versiones para la creación de la primera mujer. La primera, Génesis 1:27 dice:
“Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra lo creó”.
La segunda versión aparece relatada en el capítulo dos. Ahí se nos informa que Dios se da cuenta de que no es bueno que Adán esté sólo, y entonces creó los animales. Luego hizo que Adán cayera en un sueño profundo, le extrajo una costilla[4] e “hizo una mujer, y la trajo al hombre”.
“El hombre exclamó: ¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!
Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre”.
Hoy sabemos que hay dos versiones distintas del Génesis: los llamados Génesis I y II. El primero es una versión más moderna creada por la escuela Deuteronómica hacia el 700 antes de nuestra era, mientras que el Génesis II deriva de la mitología Sumeria.
Había una evidente contradicción entre las dos versiones y los rabinos y cabalistas intentaron muchas interpretaciones a lo largo de los siglos. Una sugería que la primera versión indicaba que Adán fue creado inicialmente como un andrógino (“varón y hembra lo creó”). De un lado el cuerpo era femenino, y del otro masculino, ambos unidos por la espalda. Luego Dios los dividió. Rabbi Abba dice en su Ha-Zobar, o Libro del Esplendor (escritos místicos del medioevo judío español que recopilan tradiciones anteriores a la era cristiana), que Dios creó a Adán mezclando polvo, sangre y saliva y lo puso en el Jardín del Edén. En el principio Adán reunía la condición de macho y hembra, o sea que era hermafrodita o andrógino[5]. Lo anterior implicaría que Dios es andrógino (“… a imagen de Dios lo creó”). Algunos traductores cristianos se incomodaron con esa ambigüedad y agregaron el plural “los creo”, resolviendo el problema de tajo.
Algunos relatos (Bereshid Erubin) decían que la idea original de Dios fue crear dos seres humanos, hombre y mujer, pero en lugar de eso diseñó un solo cuerpo con dos caras mirando hacia distintas direcciones. En el Haggadah[6], se explica que la cara femenina estaba en la nuca. Para crear a Eva, Dios separó esas caras. Otros, como Bereshid Rabba (Génesis 55 y Levítico 14.1) aceptan que Adán fue creado como un hermafrodita con los cuerpos unidos por la espalda, por lo que la conversación era difícil y el andar imposible[7], entonces Dios no tuvo más remedio que separarlos, los colocó en el jardín del Edén y les prohibió ser pareja. Este ser fue aserrado por la mitad, y luego se hicieron las partes posteriores cada una de estas mitades. Adamah era el nombre de Lilith en esta tradición, la palabra hebrea para el suelo o la tierra.
Al dejar de ser hermafrodita[8], Adán buscó compañía y no es necesario tener mucha imaginación para comprender que la hallaría en las hembras de otros animales. De aquí se comprende lo escrito en Génesis 2:20:
“No halló ayuda que estuviese idónea para él”.
Esa promiscuidad con los animales[9] sería eliminada en las múltiples traducciones y revisiones del Antiguo Testamento que se darían a lo largo de los siglos[10]. Para resolver el problema de Adán, Dios formó a Lilith.
Y Dios creó a la mujer: Lilith
Dios escuchó los reclamos de Adán y entonces formó a Lilith, la primera mujer, siguiendo el mismo procedimiento que había utilizado para crear al primer hombre: pero en lugar de utilizar polvo puro, esta vez utilizó inmundicia y sedimentos.
De la unión de Adán con Lilith, y con otra mujer como ella llamada Naamah, nació Asmodeus, rey de los demonios y muchos otros demonios. Generaciones más tarde Lilith y Naamah (hermana de Caín) se presentaron ante el trono de Salomón, disfrazadas como prostitutas de Jerusalén[14]. El juicio de las dos prostitutas se registra en Reyes 1 3:16.
Adán y Lilith no eran una pareja feliz. Cuando él deseaba yacer con ella, Lilith alegaba que la posición recostada que él quería era denigrante para ella.
“¿Porqué debo yacer debajo de ti y abrirme para tu cuerpo? Yo también fui hecha de polvo, y por lo tanto soy tu igual”.
Cuando Adán trató de forzarla, Lilith, furiosa, invocó el nombre mágico de Dios, se elevó en el aire y lo abandonó[15]. La discusión entre Adán y Lilith y la rebelión de esta última contra Dios tuvo que haber ocurrido en la noche del viernes hacia el sábado, en la primera semana de la Creación. Eso debió haber sido terrible y debió orillar a que Adán se quejara ante Dios:
“He sido abandonado por la que me ayuda”.
Dios hizo un grupo, formado por los ángeles Senoy, Sansenoy y Semangeloph, y los envió con la orden de traer a Lilith. Los ángeles buscaron por todos los confines de la tierra, y finalmente la encontraron cerca del Mar Rojo, en una región plagada de demonios lascivos: Lilith se entretenía apareándose con ellos. De esas uniones nacieron los Lillim[16] en una proporción de más de cien por día. Los ángeles le ordenan regresar:
“Regresa con Adán sin demora, o de otra forma nosotros te llevaremos”.
“¿Cómo puedo regresar con Adán y vivir como una esposa honesta después de mi estadía en el Mar Rojo?”
“¡Morirás si te rehúsas!”
“¿Y cómo habré de morir si Dios a ordenado que me haga cargo de todo recién nacido y que lo estrangule: niños hasta el octavo día, antes de su circuncisión, y niñas hasta el vigésimo día? Sin embargo, si veo sus nombres exhibidos en un amuleto sobre un recién nacido, prometo apartarme”.
Sorprendidos por este acuerdo con Dios, del cual nada sabían, los ángeles aceptaron las condiciones de Lilith y, sin cumplir con su misión, regresaron al Empireum. Como la única represalia, en favor del insatisfecho Adán, Dios castigó a Lilith matando diariamente a un ciento de sus hijos.
Un dios falible
Cuando Dios vio que haber creado a la mujer con el mismo barro que al hombre había causado tantos problemas, reconoció que algo había salido mal con Lilith, y decidió realizar un nuevo intento:
“No la crié de la cabeza, pero ella dominó; ni de ojo, pero ella es ansiosa por ver; ni de oído, pero ella es ansiosa por oír; ni de boca, pero ella es ansiosa por hablar; ni de mano, pero ella toca todo; ni de pie, pero ella es andarina”.
Esta vez se aseguraría que no hubiera reclamos y en presencia de Adán comenzó a crear a otra mujer[20]. Tal vez fue la forma de “prepararla” lo que le dio asco a Adán, pues se utilizó en su confección sangre, huesos, intestinos, músculos y otros órganos que luego fueron cubiertos con piel. Dios añadió algunos mechones de cabello en ciertas partes del cuerpo. Adán quedó a disgusto con esta nueva compañera y Dios reconoció que había fallado una vez más. Dios hizo el intento por tercera vez. Adormeció a Adán y le extrajo una costilla a partir de la cual creó a Eva. Luego la adornó con 24 piezas de joyería, antes de despertar a Adán.
Al escoger una costilla como materia prima, Dios eliminaba cualquier pretensión de independencia, que se hubiera presentado de haber utilizado parte de la cabeza de Adán. También eliminaba la posible condición de esclava, de haber utilizado los pies. La parte media del cuerpo le daba el mismo estatus que Adán. Pero poco le duró el gusto a Eva pues, luego del pecado original, Dios la castigo a ser la segunda, quedando bajo la potestad de su marido.
Otras tradiciones[21] mencionan que Dios creó a Eva de la cola que en ese entonces poseía Adán. Dios la cortó y el tronco que quedó, el actual cóccix, aún lo poseen los hombres.
Probablemente la historia de la costilla de Adán provenga de Asiria. Un relieve babilónico muestra a la diosa Anath, de Ugarit, observando a Baal clavando un cuchillo bajo la quinta costilla de su hermano mellizo Mot. Baal sería el Dios de los judíos y Mot, Adán, ya que ambos eran como los mellizos (“a su imagen y semejanza”).
En los libros apócrifos Los Secretos de Enoch se menciona que Dios utilizó siete elementos para crear a Adán: tierra que hizo carne; rocío que convirtió en sangre; piedras para los huesos; pasto para las venas y cabellos; el viento lo transformó en su alma; utilizó el Sol para sus ojos; y la inteligencia de los ángeles. Tuvo más cuidado en la creación de Eva debido a lo complicado del aparato reproductor[22].
Los primeros padres no fueron creados en el Jardín del Edén. Según el Libro de los Jubileos, de los Pseudepigrapha Judíos[23], Adán fue creado en las tierras de Elda y fue llevado al Paraíso terrenal luego de cuarenta días. Eva sería llevada a los ochenta días.
El significado de “Eva” es “la que da la vida”. Según la Biblia, ese nombre le fue dado por Adán. En árabe se dice “Hawa”. Una variante del significado de su nombre sería “una viviente”, al parecer relacionado con el verbo hebreo “ja-yáh”, “vivir”. Adán, además de asignarle un nombre a Eva, la llamó “isch-scháh”, que significa “varona”.
Senoy, Sansenoy y Semangeloph |
Una tradición mas reciente aconsejaba grabar en un amuleto, el nombre de tres ángeles(Senoy, Sansenoy y Semangeloph), para proteger a los niños contra una muerte prematura. Se decía que Lilith visitaba de noche las casas donde había recién nacidos para estrangularlos. Las madres tenían que cuidarlos durante los primeros días de su vida. Esa tradición persistió hasta el siglo XIX.
Los amuletos protectores eran colocados con frecuencia alrededor de la cama de una mujer apunto de dar a luz[17]. El Bereshit Rabba aconsejaba desparramar cenizas de carbón de leña alrededor de la cuna del bebé. A veces Lilith o sus hijas las lillim lograban pasar el círculo (que no se había cerrado) y a la mañana siguiente se podían descubrir sus huellas como las pisadas de una pata de gallo[18]. Si esos demonios habían logrado cruzar, en el rostro del bebé aparecería una sonrisa. Para evitar que Lilith estrangulara la criatura, la madre debería poner un dedo sobre los labios del niño. Los niños nacidos fuera del matrimonio quedaban para siempre a merced de Lilith.
Amuletos para proteger a los recien nacidos de Lilith |
“Conjúrote espectro, que no tienes a nadie para sepultarle, ni tienes nombre, que puede ser Lilu, Lilit o la sierva de Lilit, que se posesionó de mí, me atormenta, está preso en mi cuerpo, en mi carne, no se desprende… se esconde en lugar secreto… que tu luz haga que se salga el portador de la desgracia, ahuyenta al espectro, alcanza el mal cuyo toque es muerte”.
Los pacientes incurables son llamados en estos escritos los novios de Lilith, y nos recuerdan a las víctimas del vampirismo, los cuales, bajo el influjo de sus besos, languidecen lentamente, hasta que se unen con su amante en el beso de la muerte.
Martín Buher nos relata un cuento jasídico, recopilado por él, que relata un ataque de Lilith:
”Un hombre había sido poseído por Litith y pidió al rabino Mardoqueo que lo liberase del embrujo. Cuando regresó a su pueblo, encontró que todos habían cerrado las puertas de sus casas, por lo que buscó refugio en un montículo de heno. De repente apareció Lilith y le dijo: ‘Ven hacia mí’. Él respondió: ‘Ven tú hacia mí’. Ella dijo: ‘No puedo, pues en ese montículo hay una hierba que me impide aproximarme a ti’. ‘¿Dime cuál es? así la arrojo lejos y podrás venir a mí’. Y le mostró diversas hierbas hasta que Lilith dijo: ‘¡Ésa!’. Entonces él prendió la hierba en su pecho y se liberó de Lilith, quien huyó asustada.
En el Targum Yerushalmi, se comenta la bendición que leemos en Números 6:26 y que se refiere a las hijas de Lilith:
“¡El Señor bendice el fruto de todos los partos, y preserva los bebés de los Lilim!”
En el Zohar 3:76b-77a leemos:
“Y yo, el sabio, declaro la grandeza de su radiación para asustar y aterrorizar a todos los espíritus de los ángeles renegados y de los espíritus bastardos, demonios, Liliths, búhos y (chacales…) y esos que atacan inesperadamente para desviar el espíritu del conocimiento…”
[3] El término Kabbalah o “Qabalah”, en hebreo significa “recepción”, o “una doctrina recibida oralmente” en la cual “se encuentran las doctrinas especulativas, filosóficas y teosóficas de Israel”. Estas doctrinas estaban contenidas originalmente en dos libros, el Sepher Yetzirah y el Zohar.
[4] Cuenta una antigua leyenda que Dios creó a la mujer antes que al hombre. Ella fue la que pidió a Dios que creara al hombre: debía ser fuerte, poderoso, hermoso, inteligente, que la protegiera y cuidara de ella. Dios aceptó el reclamo, y se dispuso a crearlo de una de las costillas de Eva, pero puso una condición: Eva debería hacer creer al hombre que él había sido creado primero.
[5] Las tradiciones de los incas del Perú indican que, antes de que fuera creado el mundo, había existido un hombre llamado Uiracocha o Viracocha, cuyo nombre completo era Uiracocha Tachayachachic que significa “creador de las cosas del mundo”. Al principio este dios había sido hombre y mujer al mismo tiempo. Se instaló en Tihuanaco, donde creó una raza de gigantes.
[6] Libro del ritual judío que compendia las leyendas judías del Midrash y las primeras Kabbalahs.
[7] En su “Banquete” Platón escribe: “Originalmente había un tercer sexo junto al masculino y el femenino. Tenía cuatro manos y cuatro pies…”
[8] Voltaire escribe en su Diccionario Filosófico, en una crítica satírica:
“… La piadosa señora Bourignon estaba segura de que Adán había sido hermafrodita, como los primeros hombres del divino Platón. Dios le había revelado este gran secreto; pero como yo no he tenido las mismas revelaciones, me abstendré de hablar de ello. Los rabinos judíos han leído los “libros” de Adán; conocen el nombre de su preceptor y de su segunda mujer; pero como yo no he leído esos libros de nuestro primer padre, no diré de ellos una palabra. Algunos visionarios muy sabios se asombran cuando leen el “Veidam” de los antiguos brahmanes, al ver que el primer hombre fue engendrado en la India, que se llamaba Adimo –que significa engendrador- y que su mujer se llamaba Pocriti –que significa vida-. Dicen que la secta de los brahmanes es indiscutiblemente más antigua que la de los judíos; que los judíos no pudieron escribir hasta muy tarde en lengua cananea, ya que no se establecieron hasta muy tarde en la pequeña comarca de Canaan; dicen que los hindúes fueron siempre inventores, y los judíos siempre imitadores; los hindúes siempre ingeniosos, y los judíos siempre toscos; dicen que es muy difícil que Adán, que era pelirrojo y tenía cabello, sea el padre de los negros, que son como la tinta y que tienen lana negra sobre la cabeza. ¿Qué más no dirán?”
[9] El historiador romano Tácito nos recuerda lo común de estas prácticas sexuales en la antigüedad. En sus anales (XV-37) describe una orgía en casa de Tiberino, durante la cual “se intercambiaban profusas caricias hombres y animales”. Heródoto, asustado por tales atrocidades, escribía: “… y el carnero copuló ante los ojos de todos con una mujer”.
[10] Poco después serían expresamente prohibidas estas prácticas zoofílicas. En el Levítico capítulo XVIII versículo 23 leemos: “No te acostarás con un animal para ensuciarte con él. La mujer no deberá acercarse a una bestia para prostituirse con ella.
[11] Explicaciones de la Biblia.
[12] Midrash publicado en el siglo X, que recoge escritos de los siglos VII al X.
[13] Ver Génesis Bereshid Rabba 17-4; y B. Yebamot 63A.
[14] Ver Yalqut Reubeni Génesis II 21: IV 8.
[15] Final que nos recuerda al Euripides de Medea.
[16] Niños hechos a su imagen y semejanza, según el rabino Ben Shiva.
[17] Recordemos la oración a Marduk y el conjuro a Ishtar que mencionamos al inicio de este artículo.
[18] En algunas tradiciones mexicanas se esparcen cenizas alrededor de la cabaña en donde está un recién nacido. El animal que deje sus huellas será el Nagual del bebé. Recordemos, también, la tradición de hacer círculos mágicos, durante las misas negras, para impedir la entrada o el contacto directo con el demonio.
[19] El mismo efecto que se produce durante las alucinaciones hipnopómpicas e hipnagógicas.
[20] Génesis Bereshid Rabba 161.
[21] Génesis Rabba 134 B. Erubin 18ª.
[22] Haggadah, tob. 3 1.
[23] Textos bíblicos como el Libro de Enoch o los Salmos de Salomón, cuyo autor se desconoce y no es el que se menciona en el título.
Lilith