miércoles, 26 de noviembre de 2014

La cueva de Hercules

Porque para la Elite oscurantista y conspiradora que gobierna el mundo actual es absolutamente imprescindible gobernar con Secretos, con leyes de prohibición de información, y con clasificaciones confidenciales de Top Secret y Alto Secreto, y con Agencias gubernamentales de Inteligencia e información, afín de construir una Red Mundial de Mentiras y Fraudes, para que todos los seres humanos de la Tierra sigan manteniéndose en la ignorancia perpetua, y para que la misma Elite del Poder siga mangoneando todo.

Sin embargo el Dios Yahweh de Israel no mandó a Salomón para nada a Toledo. La fortaleza inexpugnable que el Rey Salomón construyó en Toledo, un auténtico bunker subterráneo, hacia el año 1030 A.C., se hizo con un propósito específico: Revelar su contenido secreto y sellado, cuando llegue su tiempo: En el Final de los días de la humanidad. Esta Revelación de los secretos que guarda la Cueva de Hércules fue vaticinada hacia el año 1550 por los Profetas de Toledo, autores de los misteriosos Cronicones de Toledo; unas profecías apocalípticas que causan terror en El Vaticano y en todos los poderes establecidos en la Tierra.

Hay, pues, muchos intereses, inconfesables, para no contar la verdad a la humanidad. Pero afortunadamente para los seres humanos, el CNI, el Vaticano y el Gobierno se equivocan, y llevan las de perder. Pues como Jesucristo prometió hace 2000 años: todo secreto y misterio que hay en la Tierra, de seguro que saldrá a la luz.

Toledo existe, la Catedral de Toledo existe, y la Cueva de Hércules existe. Vaya usted al Callejón de San Ginés de la ciudad de Toledo, y verá la realidad de un Museo Público de las Cuevas de Hércules, inaugurado por el Alcalde de Toledo y autoridades oficiales el día 18 de Enero de 2010. Solo que el complejo de la Cueva de Hércules es algo más grande que este museo público.

Los Falsos Cronicones de Toledo

Durante toda la vida, siglos y siglos, se han venido concentrando en Toledo todo tipo de organizaciones ocultistas, sectas herméticas, esotéricas, satánicas, etc... Por ejemplo, la tradición esotérica y cultural habla de la ancestral fundación de la Escuela de Nigromantes de Toledo, nacida desde tiempos muy antiguos. Supuestamente, Hércules, según esta versión esotérica y ocultista, habría fundado en el subterráneo de Toledo una Escuela de Alta Magia, que con el paso del tiempo, habría ido cobrando fuerza y extendiéndose en la cultura toledana.

Pero, al margen de esta explicación de la tradición esotérica y ocultista, lo cierto es que en realidad, nadie sabía el por qué de esta extraña concentración de sectas secretas que tenía lugar en la ciudad milenaria de Toledo, al igual que también han tenido lugar en otras ciudades o enclaves especiales de la Tierra.


En tiempos paralelos a cuando el Cardenal Primado de Toledo, Juan Martínez Siliceo envió una Expedición desde el Callejón de San Ginés 3 hasta La Cueva de Hércules, en 1546, había en la ciudad de Toledo unas sectas religiosas a las que se les atribuye la autoría de unas obras literarias llenas de grandes vaticinios, conocidas como "Las Profecías de Toledo" o "Las Profecías de los Falsos Cronicones de Toledo".

Catedral de Toledo
Y estos Falsos Cronicones o vaticinios proféticos de Toledo predijeron que cuando se llegase a entrar de nuevo en La Cueva de Hércules, después de la Expedición del Cardenal Siliceo en 1546, vendría el Fin de la Iglesia Católica, acontecería una Gran Tribulación en toda la Tierra habitada, y llegaría el Fin del sistema actual de cosas.

Adicionalmente a las Profecías históricas en sí, es interesante también resaltar la figura posterior del escritor y erudito español José Godoy Alcántara, nacido en 1825 en Archidona, Málaga, y muerto en 1875. Sus magníficos estudios de los Falsos Cronicones fueron publicados en su obra de 1868, mérito literario premiado que le valió su ingreso en la Real Academia Española de la Historia.

Pues bien, en los originales y antiguos Cronicones proféticos de Toledo, se dirigen los vaticinios hacia los interiores misteriosos de la Catedral de Toledo, y revelan que en lo alto del altar-retablo que se levanta sobre la cripta, frente al llamado "Transparente", entre todo el retablo que hay, de esculturas, existe la figura de un ángel sosteniendo un pez.

Figura de Narciso Tomé
Se trata de una figura realizada por el pintor y escultor Narciso Tomé. Pues bien, según siguen relatando estas Profecías, el día que se entre de nuevo en La Cueva de Hércules, el pez del ángel caerá al suelo de la Catedral, y será la señal inequívoca que anunciará el acontecimiento de una gran hecatombe, y que se extenderá por toda La Tierra, empezando por Toledo, y el fín caótico de la Iglesia Católica y de las organizaciones oscuras.

A la entrada de la Cueva de Hércules hay unas frases interesantes, escritas en azul, en idioma griego, y más o menos dicen lo siguiente: " El rey que abriere esta cueva, y pudiere descubrir las maravillas que tiene dentro, descubrirá bienes y males". El rey Rodrigo y su corte, y toda España entera, en el año 711, pudieron percibir en sus propias carnes la veracidad de esas palabras. Y siglos después, en 1546, la Expedición que mando El cardenal Juan Martínez Siliceo pudo igualmente experimentar la realidad de esa enigmática profecía.

El misterio de la cueva de Hercules

Cueva de Hercules
Muchos aficionados y expertos en excavaciones han encontrados OOPARTS  (‘artefacto fuera de lugar’), que son objetos electrónicos con microchips incorporados que datan de hace cientos de miles de años atrás. Varias personas en las instituciones del poder fáctico, la UNESCO, impide que las masas conozcan sobre esta clase de hallazgos que derrumbarían todo lo que conocemos sobre nuestra civilización y las predecesoras.

La Cueva de Hércules fué construída por el mismo constructor del Templo de Jerusalén, el Rey hebreo Salomón, hijo del Rey David, hacia el año 1030 antes de Cristo.

Las Dos Expediciones más importantes que se han realizado a lo largo de la Historia han sido:
 - La Expedición del Rey Rodrigo, en el año 711 d.C.
 - La Expedición del Cardenal Primado de Toledo, Juan Martínez Siliceo, en el año 1546.

Rey Rodrigo
Ambas incursiones acabaron en desastre y tragedia, puesto que trataron de abrir un precinto sagrado antes del tiempo prescrito, el tiempo actual que estamos viviendo del Fín del Mundo.

En 1940, una Expedición de la Ahnenerbe, la unidad de Arqueología SS de los Nazis, mandada por Heinrich Himmler en persona, viajó expresamente a la ciudad de Toledo, buscando la misma reliquia sagrada y poderosa del Rey Salomón.

En los tiempos modernos, el investigador hispano-alemán, Alberto Canosa, dirige el Tercer Proyecto histórico para entrar en la legendaria Cueva de Hércules, y descubrir, por fín, todos sus secretos milenarios y tesoros incalculables, entre los cuales figura la Mesa del Rey Salomón.

Expedición de la Ahnenerbe, en el alcazar
Según las Profecías de Toledo, recogidas hacia el siglo XVI en los escritos de las llamadas “Profecías de los Falsos Cronicones”, cuando la 3ª Expedición histórica a la Cueva de Hércules, tenga lugar, el pez sostenido por el angel caerá al suelo de la Catedral, y será la señal del derrumbe de una vieja Era y el comienzo de otra Era Nueva, en la que la verdad se abrirá paso.

Actualmente, el Equipo de investigación del profesor Alberto Canosa busca la colaboración de un socio mecenas financiador, que ayude económicamente a sufragar los gastos que conlleve el proyecto de Descubrimiento de la Cueva de Hércules.

La cueva de Hércules y la Mesa de Salomón, por ejemplo, después de muchos años de investigación se hallaron planos antiguos de la ciudad de Toledo, donde se detallan las múltiples entradas a túneles que conducen a este sitio, mas Alberto Canosa solo encontró oposición del más alto nivel gubernamental para impedir que este hallazgo fuera de conocimiento público.

La cueva toledana de Hércules, forma parte, es uno más, de los enigmas históricos de la ciudad, hay quien dice que el subsuelo está lleno de cavidades y al poco se manifiesta otro aseverando, que en realidad es una sola cavidad la que forma un extenso laberinto de cientos de kilómetros de desarrollo. El caso es que, sea una sola o sean cientos de ellas, la de Hércules es la más popular.

El origen de la cueva

Cueva de Hercules
Aquellos narradores que aflautan misteriosamente la voz al contar las historias, dicen que fue durante el reinado del mitológico rey Tubal, nieto de Noé y fundador de la primera monarquía española, cuando el héroe Heracles llegó hasta la ciudad y se bastó con las manos para excavar una enorme cueva donde instruir a los iniciados en el arte de la práctica mágica y ciencia adivinatoria, fue así como nació la Escuela Nigromante de Toledo. También dejó guardada en el lugar la “Mesa de Salomón”, la que se había mandado hacer para el mismísimo Templo de Jerusalén.

Para encubrir el secreto de la espelunca, en la que ya se habían alcanzado los niveles más altos del conocimiento, Hércules edificó un magnífico palacio sobre la cueva; con esa construcción pretendía que el acceso se mantuviese bien seguro tras un segundo paso. Como legado de sucesión a su reino estableció también que cada nuevo rey que accediese al trono, no sólo se abstuviese de penetrar en la caverna, sino que además deberían añadir un nuevo candado a la puerta para que nadie pudiera desvelar el secreto mejor guardado. Con el tiempo la mansión empezó a conocerse popularmente como “El Palacio Encantado”.

La primera expedicion a la cueva

Cuevas de Olihuelas
Muchos soberanos se sucedieron en aquel trono hasta llegar quien rompiera los cierres de la puerta que protegían el secreto. El monarca era don Rodrigo, duque de la Bética y miembro de la familia de Chindasvinto, quien hizo saltar los pasadores de veinticuatro candados para poder traspasar la puerta. Traicionó a sus ancestros, provocó el maleficio.

Al penetrar en el subterráneo, escrito sobre la pared a modo de advertencia y amenazante sortilegio, se pudo leer sin dificultad “Vuelve por donde vienes, donde ahora vas está la muerte”. Don Rodrigo, era un valiente caballero y no se dejó intimidar por tan espuria amenaza, siguió adelante por las tenebrosas galerías. Dice la leyenda que atravesó varias cavernas, una blanca, de nívea cobertura, otra negra como cubierta de pez, verde una tercera, como el color que tiene las esmeraldas y una cuarta que era roja del color con el que fluye la sangre por las heridas.

Cuevas de Olihuelas
Cuando al fin encontró un arca de madera creyó haber descubierto el secreto de la caverna, en el interior de la misma se guardaba una tela pintada en la que aparecían tropas a caballo, se hallaban bien pertrechas y armadas y estaban representadas bajo estandarte musulmán. Una inscripción en el paño advertía que quien, por haber desplegado la tela, mostrase aquellas huestes, induciría a que los que así vestían invadiesen los territorios de la Iberia hasta enseñorearse de ellos.

Lo que hasta aquí se narra como leyenda se materializó en la primavera del año 711 cuando los musulmanes dirigidos por Tarik, cruzaron el estrecho de Hércules e invadieron los territorios de la Iberia. En la batalla que Rodrigo entabló contra los invasores en Wadi Lakka, lugar que se ha identificado como el río Guadalete junto a Barbate, en Cádiz, los visigodos fueron derrotados y el monarca perdió la vida.

La segunda expedicion a la cueva

Juan Martínez de Silíceo
Nada más se supo de la cueva de Hércules durante largo tiempo hasta que en el año 1546, el arzobispo de Toledo Juan Martínez de Silíceo (1546-1557), mandó una expedición que explorase los subterráneos de la ciudad. Según se narra en los Anales Toledanos, los exploradores que se habían enviado al lugar, salieron muy impresionados por lo que allí habían visto. Hablaron de caudalosos ríos subterráneos, de estatuas gigantescas que tenían vida y movilidad y también otras muchas visiones fantasmagóricas que los hizo estremecer. Tras esas sobrecogedoras descripciones la cueva fue cegada para que nadie entrase jamás y soliviantase la tranquilidad en aquel mundo.

¿La cueva solo es un aljibe romano?

En 1851 unos jóvenes toledanos tuvieron la osadía de explorar nuevamente el lugar, pero se sorprendieron al hallar únicamente una estancia subterránea de 15 metros de larga por 10 metros de ancha con una altura bastante escasa. En la “Guía de Toledo” del vizconde de Palazuelos, escrita en 1890, se dice: “…en los extremos de la estancia hay ciertos boquetes o puertas tapiadas que, sin duda, comunican con alguna bóveda inmediata”.

¿Cueva de Hercules?
En 1973 un estudio del destacado ingeniero Carlos Fernández Casado (1905-1988), concluía que aquella sala hipogea no era sino una cámara abovedada, empleada como cisterna para el abastecimiento de agua a la Toletum romana. El suministro comenzaba con la captación en la presa de Alcantarilla a 38 kilómetros de la ciudad y atravesando el Tajo por un acueducto, con restos todavía visibles hoy en día, hasta precipitarse en el aljibe subterráneo, situado en lo que fue Judería Menor de Toledo, en el barrio denominado Alcaná o El Alcaná, vocablos que derivan del árabe con el significado de El Canal, en el Callejón de San Ginés, justo debajo de donde antes estuvo la iglesia visigótica dedicada a ese santo, desacralizada en 1794 y finalmente demolida en marzo de 1841.

¿O tan solo un aljibe romano?
En la primavera de 2003 el Consorcio de Toledo inició el estudio arqueológico del enclave con el que se concluyó la datación romana del depósito, construido durante el siglo I de nuestra se ejecutó mediante el empleo de bloques de piedra granítica cementada con mortero de cal y arena revestidas posteriormente con una capa de yeso. El contenido del aljibe se cifraba con una capacidad de 273 m3.

La antigua cueva estaba situada debajo de la iglesia de San Ginés, en el interior de la cual tenía la entrada. El segundo acceso estaba situado por alguna de las casas vecinas. En la campaña arqueológica aparecieron así mismo vestigios de los cimientos de la iglesia de San Ginés, y la ubicación del camposanto. Oculto en los muros aparecieron diversos materiales vinculados con un scriptorium, entre los que había un pergamino manuscrito con caracteres árabes de un dialecto desconocido, en el que sólo ha podido identificarse la palabra “Hércules”. En la lista de hallazgos se contiene entre otros objetos, un punzón de madera, un cálamo, y el cuello de un recipiente cerámico.

Hoy en día

En la actualidad, se puede descender a esta cueva gracias a la labor realizada por el equipo de Arqueólogos del Consorcio Ciudad de Toledo y el Ayuntamieno. Allí podrá observar los intentos de perforación que durante estas "visitas" se hicieron para descubrir hasta dónde llegaba la supuesta cueva. En enero de 2010 la cueva ha sido reabierta, con una nueva restauración para el disfrute de toledanos y turistas.

Cuevas de Olihuelas
La lucha por saber la verdad sobre la cueva sigue en pie hoy en día. Algunos autores afirman que al aljibe nunca fue la cueva de Hércules. Que tan solo se trata de una maniobra para añadir más patrimonio a la ciudad, y por tanto un lugar accesible para los turistas.  Según las antiguas leyendas, la cueva se encontraba a dos leguas de la ciudad, alcanzando así el paraje conocido como Cuevas de Olihuelas, en la finca de Higares, término de Mocejón.  Siendo este, un lugar más cercano a las descripciones de las leyendas.