El extraño caso de Rudolf Fenz.
Nueva York, a las once y media de la noche en una fecha indeterminada hacia junio del año 1950. Hace calor, la gente aprovecha la bonanza veraniega para pasear por las calles o disfrutar de una de las muchas atracciones de la ciudad de los rascacielos. Esta típica estampa americana se ve súbitamente alterada por un hecho insólito, algo fuera de lo común. Entre la multitud destaca un personaje extraño, con ropas elegantes pero anticuadas, como salido de un museo, alterado, distraído, impresionado por lo que estaba contemplando. Este hombre ni siquiera siente el inminente peligro de caminar entre los vehículos que circulan raudos por las calles cercanas a Times Square. Lo inevitable sucede, el hombre ausente muere en el acto, atropellado.
Poco después del trágico suceso, llegó la policía para realizar su ritual de costumbre, inspeccionando el cadáver, abriendo acta del caso, avisando al forense. Nada más contemplar al finado, vieron cosas que no encajaban y que presagiaban algo más que una muerte accidental. El, hasta entonces anónimo personaje, de unos treinta años de edad, yacía en el suelo vistiendo un largo abrigo negro, de tela gruesa poco apropiada para el caluroso verano, un chaleco inmaculadamente limpio y unos extraños zapatos puntiagudos con hebillas de metal. Si no fuera por lo trágico del asunto hubiera sido motivo de risas porque aquel “payaso” parecía salido de una fiesta de disfraces, sus ropas estaban sacadas de las brumas del tiempo pasado. Bueno, un loco excéntrico más que decide suicidarse entre los coches de la Gran Manzana. Todos pensaron eso, hasta que en el depósito de cadáveres se descubrió algo inquietante, el inusual contenido de los bolsillos. Billetes de banco muy antiguos, pero en perfecto estado, tarjetas de visita a nombre de Rudolf Fenz y una carta dirigida al mismo nombre con una dirección de Nueva York, fechada en 1876. Aquello comenzaba a tomar un feo aspecto, ¿Rudolf Fenz era el fallecido? ¿De dónde había salido? ¿Quién era este personaje? La policía intentó localizar a sus familiares buscando en todos los registros de la ciudad el nombre que aparecía en las tarjetas de visita.
Nadie con ese nombre vivía en la ciudad, no apareció ni rastro en la dirección indicada por la carta, ni en las guías telefónicas ni en los registros de los seguros médicos. Literalmente se puede decir que aquel hombre no existía, ningún rastro se encontró para saber algo más de él en Nueva York así que, desesperados, los investigadores recurrieron a inmigración. El nombre sonaba a algo germánico, ¿porqué no probar en Alemania? Tras la Segunda Guerra Mundial muchos alemanes emigraron al Nuevo Mundo, ¿sería Rudolf Fenz uno de aquellos recién llegados? Tras patearse muchos archivos y gastar bastante dinero en llamadas a consulados y funcionarios de Alemania, Suecia y Austria, no se logró absolutamente nada. Milagrosamente, pocas semanas después del accidente, descubrieron el nombre de Rudolf Fenz Jr. en una añeja guía telefónica de 1939. ¿Sería esta una buena pista? Lamentablemente, al acudir a la dirección marcada por la guía de teléfonos, les informaron que había fallecido hacía tiempo con más de setenta años de edad. Posiblemente se tratara del padre o algún familiar del atropellado, pensaron con un destello de esperanza los sabuesos. A pesar de todo, la cuestión no avanzó nada, hasta que el tenaz funcionario Hubert V. Rihn, del Departamento de Personas Desaparecidas, localizó a la viuda de Fenz Jr.
La declaración de ésta terminó por descolocar todo el caso. Según la viuda, el padre de su difunto marido había desaparecido sin dejar rastro allá por 1876, cuando salió a pasear y fumar un cigarrillo al anochecer, como solía hacer habitualmente. Nunca más se supo de él. Rihn revisó los archivos policiales del año 1876 para confirmar esa pista y lo que descubrió le puso muy nervioso. En un viejo informe aparecían los datos de la desaparición, tal y como la mujer la había relatado, pero había más. Una pequeña fotografía mostraba la figura del desaparecido, alguien idéntico al hombre atropellado en Times Square. A partir de aquí, la historia de Rudolf Fenz se convirtió en el caso de crononauta más “documentado”, la increíble odisea de alguien perdido en el tiempo que saltó más de setenta años en el futuro para aparecer en medio de Nueva York y morir atropellado por un automóvil, inaudita máquina para alguien del siglo XIX.
Andrew Carlssin. Un extraño 'broker' que ganó millones en bolsa
Según las noticias periodísticas, investigadores federales arrestaron en Nueva York a un enigmático personaje de Wall Street, que dijo llamarse Andrew Carlssin y aseguró ser un viajero del tiempo del año 2256, acusándolo del uso de información privilegiada (Insider-trading).
La comisión de seguridad y cambio de moneda de los EE.UU. no encuentra explicación al caso de Andrew Carlssin, que obtuvo unos beneficios en bolsa "imposibles de conseguir" de ningún modo humano
El pasado año de desastres bursátiles dejaron a la mayoría de los inversores desesperados. Así que cuando Carlssin consguió que todas y cada una de las 126 operaciones de alto riesgo que realizó terminaran en un completo éxito de ganancias, atrajo sobre sí todas las miradas de los caza oportunidades de Wall Street.
Si por ejemplo, los valores de una compañía subían debido a una unión o a una alianza de empresas tecnológicas que supuestamente debían ser acciones secretas, el Señor Carlssin lo sabía de antemano de alguna manera nos confirmó la fuente del SCM encargada de la investigación. Una vez puesto bajo investigación, los encargados de desvelar el misterio del caso se encontraron con algo que no esperaban: Una más que increíble confesión de más de cuatro horas de duración Carlssin declaró haber viajado en el tiempo, y proceder del futuro, concretamente, de una era 200 años posterior a la nuestra.
Afirma también que en su época, es sabido que nuestra era fue una de las peores en lo que a caidas bursátiles se refiere, así que cualquiera con unos pocos conocimientos podría hacer aquí una fortuna. Era demasiado tentador como para resistirse, alegó Carlssin en su confesión grabada en video. Había planeado hacer que pareciera todo natural, ya sabe, perder un poco aquí y allí para que no pareciera demasiado perfecto. Pero parece que me han cogido con las manos en la masa.
Con ánimos de negociar, Carlssin dice poder ofrecer y divulgar hechos históricos como el paradero de Osama Bin Laden, o una cura para el Sida. Todo lo que pide es poder volver a su tiempo en su Máquina del Tiempo. Sin embargo, rehúsa a revelar la localización de dicha máquina, o a explicar como funciona, supuestamente por miedo de que este tipo de tecnología avanzada pueda caer en las manos equivocadas.
Las autoridades son muy reticentes, y afirman que las declaraciones del Viajero del tiempo no son más que patrañas. Pero lo que si es cierto es que el SCM admite no poder encontrar ningún registro sobre ningún Andrew Carlssin antes de Diciembre del 2002.
John Titor - El Viajero del Tiempo
John Titor dice ser un soldado americano con una mision que cumplir. Hasta aqui no habria nada de extraño ni sorprendente, pero si a todo esto se le agrega que el dice venir del futuro (año 2036) la cosa cambia.
En noviembre del año 2000, apareció en el foro de la página web "Art Bell", un personaje que se hacia llamar a si mismo "John Titor". Según parece este señor aseguraba ser un viajero del tiempo que provenía del año 2036.
Segun John Titor, este soldado americano de 38 años, tenia una mision de volver desde su presente (año 2036) hasta el pasado (año 1975) para recuperar un modelo de computadora de la empresa IBM, el cual es necesario en su presente (año 2036), para ayudar con unos codigos de sistemas operativos. Uno hasta aqui podria decir pero como con semejante tecnologia capaz de viajar en el tiempo es imprescindible viajar hacia el pasado para llevarse consigo al futuro un viejo modelo de computadora personal; pero lo cierto siempre segun John Titor, es que en su presente (mas de 60 años atras en su tiempo) esos codigos y arquitectura ya no se encuentra, por lo tanto el ejercito americano lo habria encomendado con semejante mision.
Durante 4 meses respondió a todas las preguntas sobre el futuro que los usuarios le hicieron e incluso facilitó fotos y planos de su máquina del tiempo.
Sus coherentes predicciones y su misteriosa desaparición le han convertido en un personaje admirado por muchos, que ya utilizan su legado como un manual de instrucciones para la vida en el futuro.En el año 2015 presenciaremos una Guerra Nuclear que destruirá las principales ciudades de Estados Unidos. Además morirá gran parte de la población mundial y el medio ambiente quedará fatídicamente contaminado.
La ciencia dará un gran avance al conseguir fabricar "agujeros negros" ( ya sabéis, los del espacio). La capacidad de entender el misterio de estos agujeros, hará descubrir a los científicos la posibilidad de viajar en el tiempo utilizando 2 al mismo tiempo.
La teoría de "Mundos Paralelos" es cierta. Según Titor existen incontables universos que coexisten de forma paralela donde las personas evolucionan de una manera diferente y en un tiempo distinto.
En el 2036, la epidemia que más índice de mortalidad habrá causado en la población será el C.J.D. Es una variedad del síndrome que en nuestro tiempo hemos conocido como "Vaca Loca" y causará incontables muertes y afecciones físicas y cerebrales. No existe cura ni tratamiento.
Tras haber facilitado datos de tanta importancia y relevancia, Titor anunció que volvería a su tiempo en la primavera del 2001. Tras este día nadie ha vuelto a saber nada de John Titor. Desapareció sin dejar rastro.
Bueno, si habéis llegado hasta este punto solo me queda deciros que, las tres historias son leyendas urbanas. Por lo tanto queda en vuestras conciencias saber que tienen de leyenda y que de urbanas.
Nueva York, a las once y media de la noche en una fecha indeterminada hacia junio del año 1950. Hace calor, la gente aprovecha la bonanza veraniega para pasear por las calles o disfrutar de una de las muchas atracciones de la ciudad de los rascacielos. Esta típica estampa americana se ve súbitamente alterada por un hecho insólito, algo fuera de lo común. Entre la multitud destaca un personaje extraño, con ropas elegantes pero anticuadas, como salido de un museo, alterado, distraído, impresionado por lo que estaba contemplando. Este hombre ni siquiera siente el inminente peligro de caminar entre los vehículos que circulan raudos por las calles cercanas a Times Square. Lo inevitable sucede, el hombre ausente muere en el acto, atropellado.
Poco después del trágico suceso, llegó la policía para realizar su ritual de costumbre, inspeccionando el cadáver, abriendo acta del caso, avisando al forense. Nada más contemplar al finado, vieron cosas que no encajaban y que presagiaban algo más que una muerte accidental. El, hasta entonces anónimo personaje, de unos treinta años de edad, yacía en el suelo vistiendo un largo abrigo negro, de tela gruesa poco apropiada para el caluroso verano, un chaleco inmaculadamente limpio y unos extraños zapatos puntiagudos con hebillas de metal. Si no fuera por lo trágico del asunto hubiera sido motivo de risas porque aquel “payaso” parecía salido de una fiesta de disfraces, sus ropas estaban sacadas de las brumas del tiempo pasado. Bueno, un loco excéntrico más que decide suicidarse entre los coches de la Gran Manzana. Todos pensaron eso, hasta que en el depósito de cadáveres se descubrió algo inquietante, el inusual contenido de los bolsillos. Billetes de banco muy antiguos, pero en perfecto estado, tarjetas de visita a nombre de Rudolf Fenz y una carta dirigida al mismo nombre con una dirección de Nueva York, fechada en 1876. Aquello comenzaba a tomar un feo aspecto, ¿Rudolf Fenz era el fallecido? ¿De dónde había salido? ¿Quién era este personaje? La policía intentó localizar a sus familiares buscando en todos los registros de la ciudad el nombre que aparecía en las tarjetas de visita.
Nadie con ese nombre vivía en la ciudad, no apareció ni rastro en la dirección indicada por la carta, ni en las guías telefónicas ni en los registros de los seguros médicos. Literalmente se puede decir que aquel hombre no existía, ningún rastro se encontró para saber algo más de él en Nueva York así que, desesperados, los investigadores recurrieron a inmigración. El nombre sonaba a algo germánico, ¿porqué no probar en Alemania? Tras la Segunda Guerra Mundial muchos alemanes emigraron al Nuevo Mundo, ¿sería Rudolf Fenz uno de aquellos recién llegados? Tras patearse muchos archivos y gastar bastante dinero en llamadas a consulados y funcionarios de Alemania, Suecia y Austria, no se logró absolutamente nada. Milagrosamente, pocas semanas después del accidente, descubrieron el nombre de Rudolf Fenz Jr. en una añeja guía telefónica de 1939. ¿Sería esta una buena pista? Lamentablemente, al acudir a la dirección marcada por la guía de teléfonos, les informaron que había fallecido hacía tiempo con más de setenta años de edad. Posiblemente se tratara del padre o algún familiar del atropellado, pensaron con un destello de esperanza los sabuesos. A pesar de todo, la cuestión no avanzó nada, hasta que el tenaz funcionario Hubert V. Rihn, del Departamento de Personas Desaparecidas, localizó a la viuda de Fenz Jr.
La declaración de ésta terminó por descolocar todo el caso. Según la viuda, el padre de su difunto marido había desaparecido sin dejar rastro allá por 1876, cuando salió a pasear y fumar un cigarrillo al anochecer, como solía hacer habitualmente. Nunca más se supo de él. Rihn revisó los archivos policiales del año 1876 para confirmar esa pista y lo que descubrió le puso muy nervioso. En un viejo informe aparecían los datos de la desaparición, tal y como la mujer la había relatado, pero había más. Una pequeña fotografía mostraba la figura del desaparecido, alguien idéntico al hombre atropellado en Times Square. A partir de aquí, la historia de Rudolf Fenz se convirtió en el caso de crononauta más “documentado”, la increíble odisea de alguien perdido en el tiempo que saltó más de setenta años en el futuro para aparecer en medio de Nueva York y morir atropellado por un automóvil, inaudita máquina para alguien del siglo XIX.
Andrew Carlssin. Un extraño 'broker' que ganó millones en bolsa
Según las noticias periodísticas, investigadores federales arrestaron en Nueva York a un enigmático personaje de Wall Street, que dijo llamarse Andrew Carlssin y aseguró ser un viajero del tiempo del año 2256, acusándolo del uso de información privilegiada (Insider-trading).
La comisión de seguridad y cambio de moneda de los EE.UU. no encuentra explicación al caso de Andrew Carlssin, que obtuvo unos beneficios en bolsa "imposibles de conseguir" de ningún modo humano
El pasado año de desastres bursátiles dejaron a la mayoría de los inversores desesperados. Así que cuando Carlssin consguió que todas y cada una de las 126 operaciones de alto riesgo que realizó terminaran en un completo éxito de ganancias, atrajo sobre sí todas las miradas de los caza oportunidades de Wall Street.
Si por ejemplo, los valores de una compañía subían debido a una unión o a una alianza de empresas tecnológicas que supuestamente debían ser acciones secretas, el Señor Carlssin lo sabía de antemano de alguna manera nos confirmó la fuente del SCM encargada de la investigación. Una vez puesto bajo investigación, los encargados de desvelar el misterio del caso se encontraron con algo que no esperaban: Una más que increíble confesión de más de cuatro horas de duración Carlssin declaró haber viajado en el tiempo, y proceder del futuro, concretamente, de una era 200 años posterior a la nuestra.
Afirma también que en su época, es sabido que nuestra era fue una de las peores en lo que a caidas bursátiles se refiere, así que cualquiera con unos pocos conocimientos podría hacer aquí una fortuna. Era demasiado tentador como para resistirse, alegó Carlssin en su confesión grabada en video. Había planeado hacer que pareciera todo natural, ya sabe, perder un poco aquí y allí para que no pareciera demasiado perfecto. Pero parece que me han cogido con las manos en la masa.
Con ánimos de negociar, Carlssin dice poder ofrecer y divulgar hechos históricos como el paradero de Osama Bin Laden, o una cura para el Sida. Todo lo que pide es poder volver a su tiempo en su Máquina del Tiempo. Sin embargo, rehúsa a revelar la localización de dicha máquina, o a explicar como funciona, supuestamente por miedo de que este tipo de tecnología avanzada pueda caer en las manos equivocadas.
Las autoridades son muy reticentes, y afirman que las declaraciones del Viajero del tiempo no son más que patrañas. Pero lo que si es cierto es que el SCM admite no poder encontrar ningún registro sobre ningún Andrew Carlssin antes de Diciembre del 2002.
John Titor - El Viajero del Tiempo
John Titor dice ser un soldado americano con una mision que cumplir. Hasta aqui no habria nada de extraño ni sorprendente, pero si a todo esto se le agrega que el dice venir del futuro (año 2036) la cosa cambia.
En noviembre del año 2000, apareció en el foro de la página web "Art Bell", un personaje que se hacia llamar a si mismo "John Titor". Según parece este señor aseguraba ser un viajero del tiempo que provenía del año 2036.
Segun John Titor, este soldado americano de 38 años, tenia una mision de volver desde su presente (año 2036) hasta el pasado (año 1975) para recuperar un modelo de computadora de la empresa IBM, el cual es necesario en su presente (año 2036), para ayudar con unos codigos de sistemas operativos. Uno hasta aqui podria decir pero como con semejante tecnologia capaz de viajar en el tiempo es imprescindible viajar hacia el pasado para llevarse consigo al futuro un viejo modelo de computadora personal; pero lo cierto siempre segun John Titor, es que en su presente (mas de 60 años atras en su tiempo) esos codigos y arquitectura ya no se encuentra, por lo tanto el ejercito americano lo habria encomendado con semejante mision.
Planos de la maquina del tiempo proporcionados por Titor. |
Sus coherentes predicciones y su misteriosa desaparición le han convertido en un personaje admirado por muchos, que ya utilizan su legado como un manual de instrucciones para la vida en el futuro.En el año 2015 presenciaremos una Guerra Nuclear que destruirá las principales ciudades de Estados Unidos. Además morirá gran parte de la población mundial y el medio ambiente quedará fatídicamente contaminado.
La ciencia dará un gran avance al conseguir fabricar "agujeros negros" ( ya sabéis, los del espacio). La capacidad de entender el misterio de estos agujeros, hará descubrir a los científicos la posibilidad de viajar en el tiempo utilizando 2 al mismo tiempo.
Ordenador IBM (1975) |
La teoría de "Mundos Paralelos" es cierta. Según Titor existen incontables universos que coexisten de forma paralela donde las personas evolucionan de una manera diferente y en un tiempo distinto.
En el 2036, la epidemia que más índice de mortalidad habrá causado en la población será el C.J.D. Es una variedad del síndrome que en nuestro tiempo hemos conocido como "Vaca Loca" y causará incontables muertes y afecciones físicas y cerebrales. No existe cura ni tratamiento.
Tras haber facilitado datos de tanta importancia y relevancia, Titor anunció que volvería a su tiempo en la primavera del 2001. Tras este día nadie ha vuelto a saber nada de John Titor. Desapareció sin dejar rastro.
Bueno, si habéis llegado hasta este punto solo me queda deciros que, las tres historias son leyendas urbanas. Por lo tanto queda en vuestras conciencias saber que tienen de leyenda y que de urbanas.
Viajeros del Tiempo