martes, 5 de noviembre de 2013

El misterio de Baalbek

Al norte de Damasco, cercanas a la carretera y línea férrea que unen Beirut y Homs en el Líbano, se yerguen, a 1.150 metros de altitud, las ruinas de Baalbek. En los siglos I y II de nuestra era, el césar romano Augusto hizo levantar un fastuoso templo sobre las ya existentes ruinas griegas. Los restos de este templo son hoy objeto de admiración para turistas del mundo entero. A decir verdad, las maravillas y misterios de Baalbek no son de origen griego ni romano

Cuando los griegos, antes que los romanos, construyeron aquí sus templos y la ciudad de Heliópolis (ciudad del dios Sol), lo hicieron ya sobre ruinas preexistentes. El nombre de Baalbek aparece mencionado por vez primera bajo la forma Ba'li en escritos asirios que datan de 804 a.d.c.

La famosa terraza de Baalbek es una de las principales bazas de los defensores de la hipótesis de los “Antiguos Astronautas“, según la cual, en un pasado lejano, habitantes de otros mundos habrían visitado la Tierra. Esos navegantes de los espacios interestelares habrían dejado como prueba de su paso mitos dispersos y edificios inexplicables.

La Gran Terraza es una plataforma construida con las mayores piedras talladas conocidas, bloques megalíticos que fueron cortados con gran precisión y colocados para formar unos fundamentos de 460.000 metros cuadrados de superficie. En esta plataforma se encuentran los tres colosales bloques conocidos como el Trilithon, cada uno de los cuales mide casi 20 metros de largo, con una altura de aproximadamente 4 metros y un ancho de 3. El peso de cada uno de esos monolitos monstruosos se ha estimado entre mil y dos mil toneladas; son de granito rojo, y fueron extraídos de la cantera a más de un kilómetro de distancia, valle abajo respecto a la construcción.


Aún es más extraordinario el hecho de que en la cantera haya quedado un bloque aún mayor, conocido por los árabes como Hajar el Gouble, o Piedra del Sur.

No ha sido posible datar históricamente la construcción de esta plataforma, que se pierde en la noche de los tiempos. Tanto griegos como romanos la utilizaron en provecho propio. Aun con la imaginación más desbordante no puede uno figurarse cómo logró llevarse a cabo el transporte de tales moles, y menos todavía si hacemos caso de las explicaciones habituales. ¿Rodillos de madera? ¿Toboganes? ¿Planos inclinados? ¿Pistas de arena? Lo que con cierta dosis de buena voluntad podrían llegar a hacernos creer del Alto Egipto u otros lugares, en el caso de Baalbek se revela como una pura y simple farsa. Con ninguno de los medios técnicos conocidos de la Antigüedad hubiera sido posible mover esos bloques. Ni siquiera hoy existe en todo el mundo una grúa con fuerza suficiente para levantar masas de 2.000 toneladas.

El antiquísimo santuario de Baalbek tiene su origen en el dios creador Baal, a quien los textos épicos de Ugarit glorifican con los nombres de "Señor del Cielo" y "El que reina sobre la montaña".

Baal se identifica con el dios Bel de los babilonios, y también con las divinidades [sumerios] Marduk y Enlil. Enlil era el "dios de los aires"; según un texto cuneiforme, este dios depositó su semilla en el seno de la doncella terrestre Meslamtaea. La mitología cierra el círculo

Hipotesis mas cientificas

En los años 1904 – 1905 una expedición alemana realizó la primera excavación sistemática en las ruinas de Baalbek. Los arqueólogos alemanes excavaron a través de la plataforma y realizaron hallazgos muy interesantes. La aparentemente sólida terraza está construida de sólidos megalitos únicamente en sus muros externos. En el interior, bajo el foro, encontraron un laberinto de cámaras rellenas de escombros compactados, con paredes de ladrillo en la típica forma romana de panal; debajo de todo esto, el lecho de roca sólida. En resumen, sólo albañilería y restos romanos. Los cimientos de los templos están fundamentados en el lecho de rocas para poder soportar su peso, ya que la plataforma simplemente se hundiría si descansaran sobre ella. Las paredes megalíticas son en realidad un muro de contención en declive.

Todo apunta a que finalmente se trata de una construcción romana. Los ingenieros romanos fueron expertos en la movilización de bloques pétreos de gran tamaño, incluso en condiciones mucho más difíciles que las que pudieran haberse dado en Baalbek. Aunque esto no explica, por qué la construcción se menciona en escritos asirios, muchas decenas de años antes que los romanos.