Conocido en Mongolia como Olghoï-Khorkhoï, fue visto por primera vez en 1926 en el sur del desierto de Gobi en Mongolia. Fue descrito como un gusano largo y fino de 60 cm de largo. Se informó que esta criatura es capaz de rociar a sus víctimas con ácido, el cual causa la muerte casi instantánea.
También se le atribuye la habilidad de matar a distancia, dando una fuerte descarga eléctrica. Fue visto numerosas veces, incluso por el presidente de Mongolia. Se comenta que la criatura, hiberna durante la mayoría del año, excepto durante junio y julio.
Las Investigaciones
Roy Chapman Andrews |
Mide alrededor de 60 centímetros, posee un cuerpo en forma de salchicha y no tiene ni cabeza, ni patas; es tan venenoso que tocarlo significa la muerte instantánea. Se dice que habita en las regiones arenosas más secas del desierto occidental .
Por su parte el checo Ivan Mackerle, dirigió una expedición al desierto del Gobi en 1990. Durante su viaje recogió testimonios muy similares acerca del gusano-intestino. Un pastor mongol le dijo que ” se parece mucho al intestino de una vaca, su piel es de color rojo sanguinolento o salami y resulta difícil distinguir la cabeza de la cola ya que no posee ni ojos, ni nariz, ni boca visibles”. Añadió también que ” la criatura se desplaza de un modo extraño, bien rodando, bien arqueando el cuerpo hacia los lados y que se siente atraída por los objetos de color amarillo”. Otro testigo, Yanjindgin Mahgaljav, aseguró haber visto como el gusano-intestino mató una manada entera de camellos al sur de Nyon en los años 60.
La clave del enigma
Aunque este tipo de anécdotas evocan la imagen de uno de esos seres alienígenas que suelen aparecer en las películas de ciencia-ficcion, lo cierto es que tanto el aspecto como los hábitos del Olghoï-Khorkhoï parecen apuntar a una explicación mucho más mundana. O al menos eso es lo que opina el criptozoólogo francés Michel Raynal quien recientemente ha propuesto que el enigmático gusano-intestino del Gobi podría ser una especie desconocida de anfisbenio.
Los anfisbenios son unos animales muy singulares y podríamos definirlos como “los topos” del grupo de los reptiles ya que viven en galerías que ellos mismos se encargan de excavar. A pesar de que comparten un ancestro común con los lagartos y las serpientes han desarrollado toda una serie de características anatómicas que los diferencian de ellos y que están relacionadas con su peculiar modo de vida.
Los expertos les dan el nombre vulgar de “lagartos-gusano” y no es para menos: tienen un cuerpo cilíndrico, grueso y alargado y la mayoría carece de extremidades. Además, sus escamas están dispuestas en círculos alrededor del cuerpo, lo que les da un aspecto segmentado semejante al de las lombrices de tierra. Hasta en la manera de moverse son únicos ya que pueden desplazarse tanto hacia adelante como hacia atrás y lo hacen arqueando el cuerpo hacia los lados- como los reptiles- o por medio de ondulaciones ascendentes y descendentes como las orugas. Los ojos de los anfisbenios son diminutos y la cabeza y la cola pueden llegar a tener una forma tan parecida que, a veces, resulta difícil distinguirlas (De hecho en Colombia les llaman ” serpiente de dos cabezas” ). En definitiva, casi todas las señas de identidad que caracterizan a este grupo de reptiles subterráneos (el grosor de su cuerpo, la manera tan peculiar que tienen de moverse, la dificultad para distinguir entre la cabeza y la cola, su aspecto anillado, etc…) coinciden a la perfección con las del temible gusano-intestino de Mongolia.
Excepto una: los anfisbenios son criaturas inofensivas. ¿ Cómo explicar entonces el aura de animal mortífero que rodea al Olghoï-Khorkhoï?. Incluso en este aspecto los anfisbenios siguen proporcionándonos un sólido punto de referencia pues en algunas regiones existe la creencia errónea de que se trata de animales altamente venenosos.
El mítico Olghoi-Khorkhoi