23 de Octubre del año 2013. Debían ser sobre las 8 de la tarde, cuando el móvil resonó en alguna parte la desvencijada bandolera, que me servía para transportar mis enseres. Lo busque con avidez entre cuadernos, llaves, media docena de pendrives y una consola de videojuegos, que ya estaba pasada de moda. Pero cuando alcance el escurridizo aparato, este había dejado de sonar. Llevaba media hora esperando en un callejón, para poder ver mi nueva adquisición, un local. Un lugar de espacio infinito donde atesorar aquellas historias que había recopilado y recopilaría en mi vida.
-"Perdona,
pero quería comprobar que eras tu, y no ningún robot deshumanizado"-. Resonó
una voz a mi espalda.
Me gire para
encontrarme con un tipo cuyas facciones se escondían bajo la gabardina del
anonimato. Me tendía una llave sujeta por un oscuro guante que parecía sacada
de cualquier historia renacentista.
-"Aquí
tienes la llave de tu nuevo archivo. Si no es molestia ¿Que vas a guardar en
él?"-. Me pregunto con voz artificial y sin inmutarse, mientras que le
arrebata la llave de la mano.
Puse la
llave en la cerradura y la gire con tesón, hasta que por fin, la puerta se abatió
dándome acceso a una infinidad de pasillos y estanterías vacías.
-"Guardare
archivos, historias sobre lo imposible, ovnis, leyendas, cuentos, criaturas que
no existen, testimonios y quizás algún secreto"-. Conteste sin pensármelo.
Tenía mi mente ocupada en colocar todo lo que tenía en aquella inmensidad.
Día 0 - Toda un archivo para mí solo.