Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta. También puede referirse a la habilidad de un sujeto para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante aunque no tenga relación con lo que busca. En términos más generales se puede denominar así también a la casualidad, coincidencia o accidente.
El término serendipia deriva del inglés serendipity, neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento tradicional persa llamado «Los tres príncipes de Serendip», en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip —que era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka—, solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades. Las versiones inglesas del relato provienen del libro Peregrinaggio di tre giovani figluoli del re di Serendippo publicado en Venecia en 1557 por Michele Tramezzino, según traducción de Christoforo Armeno. El cuento se recoge en el libro de poemas de 1302 Hasht Bihist (Ocho paraísos) de Amir Kushrau.
La palabra serendipia se usó mucho en sus orígenes, pero fue cayendo en desuso. Ha sido rescatada recientemente gracias al renovado interés en este tipo de asuntos y a otros motivos culturales (hay una película del año 2001 con este título, dirigida por Peter Chelsom y protagonizada por John Cusack y Kate Beckinsale).
El término chiripa, mucho más utilizado en lenguaje coloquial, podría considerarse también como un sinónimo de serendipia, si bien se tiene como un modismo de uso no general en el mundo hispanoparlante, se usa con una connotación más bien festiva y se refiere comúnmente a casualidades o eventos fortuitos en la vida cotidiana, incluso a hechos intrascendentes.
También se habla a veces de «pseudoserendipia», en la cual el investigador, tras haber investigado mucho sobre algo sin obtener resultados, consigue finalmente su objetivo, pero a causa de un accidente fortuito o una revelación.
Serendipias en ciencia y tecnología
Louis Pasteur destacó la importancia de la observación acompañada de ingenio en la ciencia: « Dans le champ de l'observation, le hasard ne favorise que les esprits préparés » («En el campo de la investigación el azar no favorece más que a los espíritus preparados»).
Arquímedes.
En el año 260 a.C. el científico griego Arquímedes no sabía como medir el volumen de las cosas. Un día yendo a los baños, al sumergirse en el agua, se dio cuenta de que esta aumentaba la misma cantidad que su mismo volumen. Su alegría fue tan fuerte que salió desnudo gritando "¡Eureka!", lo cual significa "lo encontré" en griego.
Newton
En 1665, Isaac Newton decidió abandonar Londres, azotada por la peste, y marcharse a otro lugar a su corta edad. La leyenda nos cuenta que él no estaba haciendo nada y de repente una manzana le golpeó la cabeza. Otros cuentan que una noche haciendo cálculos a la luz de la luna bajo un árbol, cuando mirando hacia arriba vio caer una manzana desde la copa. En ese momento se preguntó porque caía una manzana y no caía la luna. Cuatro años después, él mismo descubrió la ley de la gravedad.
Brand
En el siglo XVII, el químico alemán Henning Brand buscaba como mezclar diversos elementos para conseguir así oro, una obsesión de mucha otra gente a lo largo de la historia. Por supuesto este propósito no lo logró, pero un día en 1669 obtuvo una sustancia blanca y luminosa, que al entrar en contacto con el aire esta se encendía. Había descubierto el fósforo por casualidad.
Bell
Alexander Graham Bell era un profesor de sordos entre otras cosas. Este se enamoró de una de sus alumnas, y más tarde se casaron. Él, que era un hombre muy inteligente, quería que su esposa le escuchase decir "te quiero". Así que intentó construir un aparato que pudiese amplificar su voz. Creó un circuito con dos terminales, y por este le habló a su ayudante Watson, que no estaba junto a él. Este acudió sin saber que había contestado a la primera llamada telefónica de la historia. Bell había descubierto lo que hoy conocemos como teléfono queriendo tener un amplificador de sus palabras amorosas.
Roentgen
El alemán Wilhelm Roentgen hacía experimentos con los rayos catódicos al igual que varios amigos suyos. Lo que buscaba era lograr que ciertas materias se volvieran fluorescentes. En 1895 una de esas pruebas había ido más lejos de lo que esperaba. Ni siquiera sabía cierto lo que había descubierto, así que los llamó rayos X, y aun les conocemos así. Les llamó así admitiendo su ignorancia en el fenómeno, ya que la x es la letra con la que representamos las incógnitas.
Fleming
El científico escocés Alexander Fleming investigaba la gripe en 1928 cuando se dio cuenta de que un moho azul-verdoso había infectado una de sus placas Petri, y había matado a la bacteria staphylococcus que cultivaba en él. Todos recibieron con clamor su descuido en el laboratorio.
Friedrich
El químico Friedrich Kekulé llevaba mucho tiempo intentando encontrar la huidiza estructura de la molécula de benceno. Simplemente, no se conocía una estructura de seis carbonos que tuviera las propiedades químicas que exhibía. Según cuenta él mismo en sus memorias, una tarde, mientras volvía a casa en autobús, se quedó dormido. Comenzó a soñar con átomos que danzaban y chocaban entre ellos. Varios átomos se unieron, formando una serpiente que hacía eses. De repente, la serpiente se mordió la cola y Kekulé despertó. A nadie se le había ocurrido hasta ese momento que pudiera tratarse de un compuesto cíclico.
Albert Hofmann
El doctor Albert Hofmann descubrió accidentalmente una de las drogas alucinógenas más poderosas, el LSD (ácido lisérgico dietilamida). Según relata en su libro My problem child, en el curso de su investigación sobre los derivados del ácido lisérgico obtuvo el LSD-25, el cual se demostró como poco interesante desde el punto de vista farmacológico, por lo que se dejó de investigar sobre él. Sólo cinco años más tarde, y debido a que, sin motivo aparente, no podía olvidarse de aquella sustancia, volvió a sintetizarla para una ulterior investigación, lo que era muy excepcional al haber sido ya inicialmente descartada. Cuando procedía a su cristalización se sintió afectado por una mezcla de excitación y mareo, viéndose forzado a abandonar el trabajo en el laboratorio. Presumiblemente, a pesar de sus precauciones, una mínima cantidad de LSD tocó la punta de sus dedos y fue absorbida por su piel. Ya en su casa, despierto, pero en un estado de ensoñación, percibió una serie interminable de fantásticas imágenes con intensos y caleidoscópicos juegos de formas y colores, que no se desvaneció hasta pasadas unas dos horas
Y ahora... ¿Alguien mas tiene la sensacion, de que los grandes descubrimientos de la humanidad, han sido pura "potra"?
Serendipias literarias
Automaticamente tu cerebro deberia estar gritandote ahora Julio Verne, ¡JULIO VERNE!. Por el famoso submarino de 20.000 leguas, Tierra a la Luna, Viaje al centro de la tierra. Pero no, seria demasiado facil, ademas de que ya las conocís. Os voy a contar tres serendipias, que seguro que no os suenan.
Jonathan Swift
Jonathan Swift describió dos supuestos satélites naturales de Marte en su libro Los viajes de Gulliver, de 1726. Voltaire también mencionó en su relato fantástico Micromegas, de 1752, que Marte poseía dos lunas. El descubrimiento de los dos satélites marcianos, Fobos y Deimos, no ocurrió de forma oficial hasta 1877. La óptica disponible durante la vida de Swift y Voltaire no permitía ver esos cuerpos celestes tan pequeños y que se separan tan poco de la esfera de Marte.
Morgan Robertson
En el libro Futility, or the Wreck of the Titancuyo autor es Morgan Robertson se narra el naufragio de un barco llamado Titan. Dicho libro fue escrito en 1898, 14 años antes del naufragio del Titanic, y las coincidencias son asombrosas. De entrada, el nombre de ambos barcos, Titán y Titanic, el hecho de hundirse ambos en su viaje inaugural, de haber chocado con un iceberg, de mencionar un mar muy tranquilo como un espejo, cercano a la isla de Terranova. Sus dimensiones similares (75000 toneladas y 66000, 243 metros de eslora y 268) o el apellido del capitán en ambos casos (Smith), el tener pocos botes salvavidas y la cantidad de personas fallecidas, muchas de ellas multimillonarios.
El libro "Más alla del espectro" cuyo autor es Morgan Robertson, publicado en 1914, narra la guerra hipotética entre Estados Unidos y el Imperio del Japón, en donde menciona el ataque con máquinas voladoras en Pearl Harbor, la principal base naval del Pacífico de los Estados Unidos, con bombas luminosas, cuando en ese tiempo la aviación estaba en pañales, que fué en diciembre y en la mañana de un domingo, sin haber declaración de guerra y que originó miles de muertos entre los marinos y población civil de esa base naval. Esto sucedería 27 años después, en 1941, y existen muchas coincidencias.
Edgar Allan Poe
En 1838, Edgar Allan Poe escribió la que sería su única novela completa, La narración de Arthur Gordon Pym. En ella, cuatro personas acaban en una barca sin alimentos ni bebida después de naufragar. El más joven, un grumete llamado Richard Parker, propone que uno de ellos sea asesinado y sirva de alimento a los demás, lo que le toca a él después de echarlo a suertes por la ley del mar. Cuarenta y seis años después, en 1884, el navío inglés Mignonette, construido en 1867, naufraga con sus cuatro tripulantes a bordo. Durante cerca de veinte días quedan a la deriva en un bote salvavidas sin agua ni provisiones hasta que uno de ellos entra en coma, aparentemente por haber bebido agua salada. Entonces deciden darle muerte para comérselo y tener así la posibilidad de sobrevivir. El cuerpo del infausto, un grumete de 17 años llamado Richard Parker, alimentó a los tres restantes hasta que fueron rescatados unos días más tarde. El caso fue muy seguido por la prensa de la época y sentó un precedente criminal del derecho anglosajón en las cortes de justicia, ya que no había mediado sorteo previo.
Otros casos...
También ocurren cosas por casualidad en nuestro día a día y en otros ámbitos no científicos. Por ejemplo, las patatas fritas que hoy compramos en el supermercado (esas que los ingleses llaman chips) también fueron inventadas por casualidad en 1853 por el chef George Crum, que tras varios clientes insatisfechos por el grosor de sus patatas fritas decidió gastar una broma y cortar las patatas con el grosor de una hoja de papel. Tras freírlas y servirlas a sus clientes, estos quedaron encantados.
Viagra
Los hombres que reciben tratamiento contra la disfunción eréctil deberían saludar a los trabajadores de Merthyr Tydfil, la villa galesa donde en 1992, durante unas pruebas efectuadas con una nueva droga contra la angina de pecho, surgieron los efectos secundarios que desafiaban la gravedad. Previamente esta villa, habitada por clase trabajadora, era conocida por producir un tipo distinto de hierro.
Endulzante artificial
Hablando de chapuzas en el laboratorio, tres falsos-azúcares han llegado a los labios humanos solo porque los científicos olvidaron lavarse las manos. El ciclamato (1937) y el aspartamo (1965) son subproductos de la investigación médica, y la sacarina (1879) apareció durante un proyecto con derivados de la brea de carbón.
Hornos microondas
Los emisores de microondas (o magnetrones) proveían a los radares aliados en la segunda Guerra mundial. El salto de detectar nazis a calentar nachos llegó en 1946, después de que un magnetrón derritiese una barra de caramelo que llevaba en el bolsillo Percy Spencer, ingeniero de la empresa Raytheon.
Coñac
Los mercaderes de vino medievales solían extraer el agua del vino (hirviéndola) de modo que su delicada carga se asentara mejor y ocupara menos espacio en el mar; luego en destino volvían a añadirla. Mucho después, alguna alma intrépida – apostamos a que fue un marinero – decidió evitar el proceso de la reconstitución y así nació el brandy. ¡Abran paso a Courvoisier!
Caucho vulcanizado
El caucho se pudre de mala manera y huele peor, a no ser que se vulcanice. Los antiguos mesoamericanos tenían su propia versión del proceso, pero Charles Goodyear lo redescubrió en 1839 cuando se le cayó inintencionadamente (bueno, al menos es lo que dice la mayoría) un compuesto a base de caucho y azufre sobre una estufa caliente.
Notas post-it
Las famosísimas notas post-it surgieron tras un olvido de un operario, que no añadió un componente de un pegamento en la fábrica de 3M. Toda la partida de pegamento se apartó y guardó, pues era demasiado valioso como para tirarlo aunque apenas tenía poder adhesivo. Uno de los ingenieros de la empresa, hombre devoto, estaba harto de meter papelitos en su libro de salmos para marcar las canciones cuando iba a la iglesia. Los papelitos no hacían más que caerse. Pensó que sería ideal tener hojas con un poco de pegamento que no fuera demasiado fuerte y que resistiera ser pegado y despegado muchas veces. La vieja partida de pegamento malogrado acudió a su mente. Habían nacido las notas post-it.
Politetrafluoretileno
El politetrafluoretileno (más conocido por su nombre comercial Teflón®) fue descubierto en 1938, mientras el doctor Roy J. Plunkett trabajaba en el desarrollo de sustancias refrigerantes y debido a un mal funcionamiento durante sus experimentos realizó el hallazgo.
Asique, llamadlo como querais, suerte, chorra, potra, azar, etc. Pero estamos todos los dias jugando con los mismo dado, y a veces, sacamos la tirada mas alta, solo hay que estar atentos.
El término serendipia deriva del inglés serendipity, neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento tradicional persa llamado «Los tres príncipes de Serendip», en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip —que era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka—, solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades. Las versiones inglesas del relato provienen del libro Peregrinaggio di tre giovani figluoli del re di Serendippo publicado en Venecia en 1557 por Michele Tramezzino, según traducción de Christoforo Armeno. El cuento se recoge en el libro de poemas de 1302 Hasht Bihist (Ocho paraísos) de Amir Kushrau.
La palabra serendipia se usó mucho en sus orígenes, pero fue cayendo en desuso. Ha sido rescatada recientemente gracias al renovado interés en este tipo de asuntos y a otros motivos culturales (hay una película del año 2001 con este título, dirigida por Peter Chelsom y protagonizada por John Cusack y Kate Beckinsale).
El término chiripa, mucho más utilizado en lenguaje coloquial, podría considerarse también como un sinónimo de serendipia, si bien se tiene como un modismo de uso no general en el mundo hispanoparlante, se usa con una connotación más bien festiva y se refiere comúnmente a casualidades o eventos fortuitos en la vida cotidiana, incluso a hechos intrascendentes.
También se habla a veces de «pseudoserendipia», en la cual el investigador, tras haber investigado mucho sobre algo sin obtener resultados, consigue finalmente su objetivo, pero a causa de un accidente fortuito o una revelación.
Serendipias en ciencia y tecnología
Louis Pasteur destacó la importancia de la observación acompañada de ingenio en la ciencia: « Dans le champ de l'observation, le hasard ne favorise que les esprits préparés » («En el campo de la investigación el azar no favorece más que a los espíritus preparados»).
Arquímedes.
En el año 260 a.C. el científico griego Arquímedes no sabía como medir el volumen de las cosas. Un día yendo a los baños, al sumergirse en el agua, se dio cuenta de que esta aumentaba la misma cantidad que su mismo volumen. Su alegría fue tan fuerte que salió desnudo gritando "¡Eureka!", lo cual significa "lo encontré" en griego.
Newton
En 1665, Isaac Newton decidió abandonar Londres, azotada por la peste, y marcharse a otro lugar a su corta edad. La leyenda nos cuenta que él no estaba haciendo nada y de repente una manzana le golpeó la cabeza. Otros cuentan que una noche haciendo cálculos a la luz de la luna bajo un árbol, cuando mirando hacia arriba vio caer una manzana desde la copa. En ese momento se preguntó porque caía una manzana y no caía la luna. Cuatro años después, él mismo descubrió la ley de la gravedad.
Brand
En el siglo XVII, el químico alemán Henning Brand buscaba como mezclar diversos elementos para conseguir así oro, una obsesión de mucha otra gente a lo largo de la historia. Por supuesto este propósito no lo logró, pero un día en 1669 obtuvo una sustancia blanca y luminosa, que al entrar en contacto con el aire esta se encendía. Había descubierto el fósforo por casualidad.
Bell
Alexander Graham Bell era un profesor de sordos entre otras cosas. Este se enamoró de una de sus alumnas, y más tarde se casaron. Él, que era un hombre muy inteligente, quería que su esposa le escuchase decir "te quiero". Así que intentó construir un aparato que pudiese amplificar su voz. Creó un circuito con dos terminales, y por este le habló a su ayudante Watson, que no estaba junto a él. Este acudió sin saber que había contestado a la primera llamada telefónica de la historia. Bell había descubierto lo que hoy conocemos como teléfono queriendo tener un amplificador de sus palabras amorosas.
Roentgen
El alemán Wilhelm Roentgen hacía experimentos con los rayos catódicos al igual que varios amigos suyos. Lo que buscaba era lograr que ciertas materias se volvieran fluorescentes. En 1895 una de esas pruebas había ido más lejos de lo que esperaba. Ni siquiera sabía cierto lo que había descubierto, así que los llamó rayos X, y aun les conocemos así. Les llamó así admitiendo su ignorancia en el fenómeno, ya que la x es la letra con la que representamos las incógnitas.
Fleming
El científico escocés Alexander Fleming investigaba la gripe en 1928 cuando se dio cuenta de que un moho azul-verdoso había infectado una de sus placas Petri, y había matado a la bacteria staphylococcus que cultivaba en él. Todos recibieron con clamor su descuido en el laboratorio.
Friedrich
El químico Friedrich Kekulé llevaba mucho tiempo intentando encontrar la huidiza estructura de la molécula de benceno. Simplemente, no se conocía una estructura de seis carbonos que tuviera las propiedades químicas que exhibía. Según cuenta él mismo en sus memorias, una tarde, mientras volvía a casa en autobús, se quedó dormido. Comenzó a soñar con átomos que danzaban y chocaban entre ellos. Varios átomos se unieron, formando una serpiente que hacía eses. De repente, la serpiente se mordió la cola y Kekulé despertó. A nadie se le había ocurrido hasta ese momento que pudiera tratarse de un compuesto cíclico.
Albert Hofmann
El doctor Albert Hofmann descubrió accidentalmente una de las drogas alucinógenas más poderosas, el LSD (ácido lisérgico dietilamida). Según relata en su libro My problem child, en el curso de su investigación sobre los derivados del ácido lisérgico obtuvo el LSD-25, el cual se demostró como poco interesante desde el punto de vista farmacológico, por lo que se dejó de investigar sobre él. Sólo cinco años más tarde, y debido a que, sin motivo aparente, no podía olvidarse de aquella sustancia, volvió a sintetizarla para una ulterior investigación, lo que era muy excepcional al haber sido ya inicialmente descartada. Cuando procedía a su cristalización se sintió afectado por una mezcla de excitación y mareo, viéndose forzado a abandonar el trabajo en el laboratorio. Presumiblemente, a pesar de sus precauciones, una mínima cantidad de LSD tocó la punta de sus dedos y fue absorbida por su piel. Ya en su casa, despierto, pero en un estado de ensoñación, percibió una serie interminable de fantásticas imágenes con intensos y caleidoscópicos juegos de formas y colores, que no se desvaneció hasta pasadas unas dos horas
Y ahora... ¿Alguien mas tiene la sensacion, de que los grandes descubrimientos de la humanidad, han sido pura "potra"?
Serendipias literarias
Automaticamente tu cerebro deberia estar gritandote ahora Julio Verne, ¡JULIO VERNE!. Por el famoso submarino de 20.000 leguas, Tierra a la Luna, Viaje al centro de la tierra. Pero no, seria demasiado facil, ademas de que ya las conocís. Os voy a contar tres serendipias, que seguro que no os suenan.
Jonathan Swift
Jonathan Swift describió dos supuestos satélites naturales de Marte en su libro Los viajes de Gulliver, de 1726. Voltaire también mencionó en su relato fantástico Micromegas, de 1752, que Marte poseía dos lunas. El descubrimiento de los dos satélites marcianos, Fobos y Deimos, no ocurrió de forma oficial hasta 1877. La óptica disponible durante la vida de Swift y Voltaire no permitía ver esos cuerpos celestes tan pequeños y que se separan tan poco de la esfera de Marte.
Morgan Robertson |
En el libro Futility, or the Wreck of the Titancuyo autor es Morgan Robertson se narra el naufragio de un barco llamado Titan. Dicho libro fue escrito en 1898, 14 años antes del naufragio del Titanic, y las coincidencias son asombrosas. De entrada, el nombre de ambos barcos, Titán y Titanic, el hecho de hundirse ambos en su viaje inaugural, de haber chocado con un iceberg, de mencionar un mar muy tranquilo como un espejo, cercano a la isla de Terranova. Sus dimensiones similares (75000 toneladas y 66000, 243 metros de eslora y 268) o el apellido del capitán en ambos casos (Smith), el tener pocos botes salvavidas y la cantidad de personas fallecidas, muchas de ellas multimillonarios.
El libro "Más alla del espectro" cuyo autor es Morgan Robertson, publicado en 1914, narra la guerra hipotética entre Estados Unidos y el Imperio del Japón, en donde menciona el ataque con máquinas voladoras en Pearl Harbor, la principal base naval del Pacífico de los Estados Unidos, con bombas luminosas, cuando en ese tiempo la aviación estaba en pañales, que fué en diciembre y en la mañana de un domingo, sin haber declaración de guerra y que originó miles de muertos entre los marinos y población civil de esa base naval. Esto sucedería 27 años después, en 1941, y existen muchas coincidencias.
Edgar Allan Poe |
En 1838, Edgar Allan Poe escribió la que sería su única novela completa, La narración de Arthur Gordon Pym. En ella, cuatro personas acaban en una barca sin alimentos ni bebida después de naufragar. El más joven, un grumete llamado Richard Parker, propone que uno de ellos sea asesinado y sirva de alimento a los demás, lo que le toca a él después de echarlo a suertes por la ley del mar. Cuarenta y seis años después, en 1884, el navío inglés Mignonette, construido en 1867, naufraga con sus cuatro tripulantes a bordo. Durante cerca de veinte días quedan a la deriva en un bote salvavidas sin agua ni provisiones hasta que uno de ellos entra en coma, aparentemente por haber bebido agua salada. Entonces deciden darle muerte para comérselo y tener así la posibilidad de sobrevivir. El cuerpo del infausto, un grumete de 17 años llamado Richard Parker, alimentó a los tres restantes hasta que fueron rescatados unos días más tarde. El caso fue muy seguido por la prensa de la época y sentó un precedente criminal del derecho anglosajón en las cortes de justicia, ya que no había mediado sorteo previo.
Otros casos...
También ocurren cosas por casualidad en nuestro día a día y en otros ámbitos no científicos. Por ejemplo, las patatas fritas que hoy compramos en el supermercado (esas que los ingleses llaman chips) también fueron inventadas por casualidad en 1853 por el chef George Crum, que tras varios clientes insatisfechos por el grosor de sus patatas fritas decidió gastar una broma y cortar las patatas con el grosor de una hoja de papel. Tras freírlas y servirlas a sus clientes, estos quedaron encantados.
Viagra
Los hombres que reciben tratamiento contra la disfunción eréctil deberían saludar a los trabajadores de Merthyr Tydfil, la villa galesa donde en 1992, durante unas pruebas efectuadas con una nueva droga contra la angina de pecho, surgieron los efectos secundarios que desafiaban la gravedad. Previamente esta villa, habitada por clase trabajadora, era conocida por producir un tipo distinto de hierro.
Endulzante artificial
Hablando de chapuzas en el laboratorio, tres falsos-azúcares han llegado a los labios humanos solo porque los científicos olvidaron lavarse las manos. El ciclamato (1937) y el aspartamo (1965) son subproductos de la investigación médica, y la sacarina (1879) apareció durante un proyecto con derivados de la brea de carbón.
Hornos microondas
Los emisores de microondas (o magnetrones) proveían a los radares aliados en la segunda Guerra mundial. El salto de detectar nazis a calentar nachos llegó en 1946, después de que un magnetrón derritiese una barra de caramelo que llevaba en el bolsillo Percy Spencer, ingeniero de la empresa Raytheon.
Coñac
Los mercaderes de vino medievales solían extraer el agua del vino (hirviéndola) de modo que su delicada carga se asentara mejor y ocupara menos espacio en el mar; luego en destino volvían a añadirla. Mucho después, alguna alma intrépida – apostamos a que fue un marinero – decidió evitar el proceso de la reconstitución y así nació el brandy. ¡Abran paso a Courvoisier!
Caucho vulcanizado
El caucho se pudre de mala manera y huele peor, a no ser que se vulcanice. Los antiguos mesoamericanos tenían su propia versión del proceso, pero Charles Goodyear lo redescubrió en 1839 cuando se le cayó inintencionadamente (bueno, al menos es lo que dice la mayoría) un compuesto a base de caucho y azufre sobre una estufa caliente.
Notas post-it
Las famosísimas notas post-it surgieron tras un olvido de un operario, que no añadió un componente de un pegamento en la fábrica de 3M. Toda la partida de pegamento se apartó y guardó, pues era demasiado valioso como para tirarlo aunque apenas tenía poder adhesivo. Uno de los ingenieros de la empresa, hombre devoto, estaba harto de meter papelitos en su libro de salmos para marcar las canciones cuando iba a la iglesia. Los papelitos no hacían más que caerse. Pensó que sería ideal tener hojas con un poco de pegamento que no fuera demasiado fuerte y que resistiera ser pegado y despegado muchas veces. La vieja partida de pegamento malogrado acudió a su mente. Habían nacido las notas post-it.
Politetrafluoretileno
El politetrafluoretileno (más conocido por su nombre comercial Teflón®) fue descubierto en 1938, mientras el doctor Roy J. Plunkett trabajaba en el desarrollo de sustancias refrigerantes y debido a un mal funcionamiento durante sus experimentos realizó el hallazgo.
Asique, llamadlo como querais, suerte, chorra, potra, azar, etc. Pero estamos todos los dias jugando con los mismo dado, y a veces, sacamos la tirada mas alta, solo hay que estar atentos.
Serendipia