Ron Di Francesco |
Di Francesco, telefoneó a su esposa, María, para decirle que un avión había golpeado a la otra torre, pero que estaba bien y la intención de permanecer en el trabajo. Fue entonces cuando un amigo de Toronto, le dice al pasar: “¡lárgate!”. Decide llamar a su mujer de nuevo y comunicarle el cambio de planes, pues decide marcharse.
A las 09:03 min de aquella mañana hay un segundo estruendo, se quiebran todos los cristales, trozos de techo empiezan a caer y hay fuego por todas partes, su lugar de trabajo en los últimos 15 años había sido borrado de un plumazo. Al parecer, algo había impactado entre las plantas 77 y 85, algo grave estaba ocurriendo, solo se escuchan gritos y algunos sollozos, unos están tirados en el suelo, otros se arrastran, algunos pocos ya se han rendido y han adoptado una posición fetal, solo hay humo y mas humo, Ron ve unas luces que se mueven al fondo, casi como luciérnagas en la noche, Ron, se había asomado al abismo de lo que antes era el hueco del ascensor.
Los supervivientes comienzan a subir, suben y suben escaleras convencidos de que ahí arriba, serán rescatados por helicópteros o bomberos, están seguros de que les van a ayudar, sin embargo Ron a mitad de subida y sin saber porque, decide desandar lo andado y comienza a bajar, solo hay humo y mas humo, le cuesta respirar, tiene consigo aun una pequeña mochila donde lleva su almuerzo cada mañana, se la pone delante de la cara para evitar el humo y sigue bajando, a las 9:11 minutos está bajando a la planta 81, donde se ha producido el impacto, va solo y se va tropezando con cuerpos en el suelo, en su carrera hacia el suelo, sin querer, le pega alguna patada a alguno, estos no se mueven, son compañeros ya muertos, compañeros que han sucumbido durante el ascenso a la azotea, un minuto después, se cruza con una nueva comitiva de gente ansiosa por alcanzar la azotea, al frente de esa comitiva, hay una persona, que le indica, casi le ordena a Ron que tiene que subir con ellos, que es la única salida, que el fuego ha hecho una especie de cerco y más allá de la planta 76 todo es fuego y destrucción, decide subir con ellos, pero como si fuese un autómata, tras subir 3 pisos con ellos, decide desandar de nuevo lo andado y bajar de nuevo, en el rellano del piso 79 la situación era peor que antes, la columna de humo es mucho mayor, le entra el humo por los ojos, los oídos y la boca, sabe que va a morir entre el humo, el calor y el fuego que avanza en su dirección, adopta una posición fetal y piensa en su mujer, sabe que ha cometido un error fatal, sabe que ha acabado su vida, sin embargo en ese momento una voz le dice “levántate”.
Ron asegura que oye la voz, pero realmente allí no hay nadie, no hay nadie en 77 plantas más abajo, pero el sin saber porque oye esa voz que le dice “Levántate”, no sabe si es una alucinación o la sensación del desahucio total, abre de nuevo los ojos y distingue un punto de luz, aunque intuye que allí no puede haber nadie vivo con una linterna, de nuevo algo imperativo para nada amable, le insiste en que se levante y le da ánimos, la luz se acerca un poco pasando a tener la sensación de que era una presencia física algo que le cogía sin tocarle, que le ayudaba a incorporarse, no tenía la sensación física de que le cogiese de la mano y le guiase pero si de que una mano invisible que sin tocarle realmente le estaba guiando en toda esa oscuridad.
Es cuando Ron comienza a correr como un loco detrás de la luz, dice que en ocasiones es prácticamente arrastrado por ella, cuando tiene que decidir entre una puerta que podría ser la vida u otra que quizá podría ser la muerte, hace caso a lo que no solo es una voz sino lo que definió en el juicio como una presencia física que lo aconsejaba y le alejaba del peligro durante casi 70 pisos, Ron gracias a esta presencia, tomo decisiones increíbles y absolutamente absurdas que le salvaron la vida, la probabilidad de conseguir eso era imposible, cuando estaba llegando a las plantas 12 o 13, notaba que el humo desaparecía, que podía ver de nuevo, que ya podía respirar mejor que la invisible presencia dejaba de ser perceptible, Ron declaro durante el juicio que probablemente al verle ya a salvo, simplemente le dejo proseguir su camino solo, no sin antes decirle que se alejase lo antes posible del edificio cuando Ron llego al piso bajo eran las 9:58, 10 segundos más tarde, otro increíble rugido, el edificio se estaba colapsando sobre sí mismo, a las 9:59 la torre sur se había convertido en una nube de escombros y humo, en los juicios posteriores, nadie se pudo explicar como una sola persona pudo atravesar decenas de pisos en llamas, llenos de humo, con los techos calléndose, con suelos que se hundían, decenas de pisos prácticamente sin estructura y llegar sano y salvo. En los últimos pisos, según su declaración en el juicio, ya cuando la misteriosa presencia le dejo de acompañar comenzó a ver cosas caer del cielo, era gente, eran compañeros, eran quizá integrantes de esos grupos de gente que se encontró en el descenso y le convencían para subir con ellos a la torre, ahora se estaban arrojando al suelo desde la azotea.
Cuando se acercaba a la salida de la calle Church, DiFrancesco escuchado un “estruendo impíos. El vio una bola de fuego como la construcción comprimido. Él no sabe lo que pasó después, y estuvo inconsciente durante algún tiempo después de su escape estrecho, despertando mucho más tarde en el hospital St. Vincent de Manhattan. Ron DiFrancesco fue la última persona en salir de la Torre Sur del World Trade Center antes de que cayó a las 9:59 AM La Torre Sur se derrumbó en diez segundos, provocando una tormenta de viento feroz y masiva nube de escombros.
Esa presencia fuese lo que fuese, le había abandonado justo cuando ya estaba a salvo, aun no se explica porque a él, de toda la gente que murió allí, porque esa luz le ayudo a él, a Ron Di Francesco un Broker que trabajaba en el piso 84 de la torre sur del World Trade Center un 11 de Septiembre del año 2001.
El Factor Tercer Hombre 1 de 3