miércoles, 6 de mayo de 2015

Loraine Allison con su madre y hermano
A veces hay misterios que tienen más encanto cuando no están resueltos. Y el de la pasajera del Titanic Loraine Allison, aunque aún le quedan piezas por encajar, podría ser uno de ellos.

La historia bien merece una película. La pequeña Loraine Allison, que contaba sólo con dos años, y su madre viajaban como otros muchos en el Titanic cuando ocurrió el fatídico hundimiento. Lo curioso del caso es que fueron las únicas pasajeras de primera clase de las que no se encontró rastro. Desde entonces, a la pequeña se la conoce como la niña perdida del Titanic.

Pero casi 30 años después, una mujer llamada Helen Kramer aseguró que aquella niña no sólo había sobrevivido a la tragedia, sino que sabía quién era: ella misma. Dio detalles íntimos que parecían poder venir sólo de alguien conocedor de la familia... y dijo que su verdadero padre era Thomas Andrews —muerto en el hundimiento y diseñador del barco— y no el hombre que las acompañaba en el transatlantico.
Thomas Andrews

Aquel 1940, y durante los años posteriores, Helen Kramer estuvo cerca de tener un nuevo nombre, Loraine Allison. Pero no se podían hacer más comprobaciones, no existían las pruebas de ADN. Y lo que estaba en juego era una cuantiosa fortuna, según cuenta «The Telegraph».
 
De hecho, la familia superviviente soportó la presión Helen Kramer para ser reconocida, a la que se oponían fuertemente, hasta que en 1992 falleció sin haber logrado este reconocimiento. Parecía que todo había acabado, pero con motivo del centenario del hundimiento, su bisnieta Debrina Woods, retomó las demandas e inició una campaña para ser reconocida como heredera por la familia, abriendo incluso su propia página web, «El último misterio del Titanic».

Helen Kramer
Y ahí entró en juego un grupo de entusiastas del Titanic que pusieron en marcha «The Loraine Allison Identification Project». Querían desvelar el misterio de «la niña perdida» y los avances científicos lo permitían. Según sen publicao el año pasado, y tras contrastar el ADN de los Allison con el de Kramer y su bisnieta, los resultados demuestran que no hay coincidencias.

Ahora, Woods sigue manteniendo que todavía tiene pruebas de que la historia es cierta. En su página web, la bisnieta de Kramer niega que fuera detrás de la fortuna, tal como mantienen los Allison, aunque reconoce que quería escribir un libro. «No hay ninguna fortuna familiar, la mayor parte del dinero se había ido en el crash de 1929 y el resto fue mal gestionado por los dos hermanos restantes George y WP (William Percival) Allison».

Al final, el misterio de Loraine Allison ha derivado en una disputa entre familias, pero qué fue de Loraine Allison... sigue sin saberse.