martes, 30 de septiembre de 2014

El proyecto SG-3


En los años 70 el Consejo Científico Interdepartamental para el Estudio de la Tierra y la empresa estatal GNPP Nedra emprendieron un ambicioso proyecto: cavar el hoyo más profundo de la Tierra. Llegaron a profundizar casi 13 kilómetros, pero una vez llegados a este punto, y tras 20 años de exhaustivo trabajo, se negaron a continuar con su objetivo y abandonaron el proyecto.

En el año 1962, la URSS decidió a llevar a cabo un importante proyecto científico de estudio y prospección de la corteza terrestre. La finalidad de este proyecto consistía en investigar la litosfera en el lugar donde la discontinuidad de Mohorovicic se acerca a la superficie de la Tierra. La discontinuidad de Mohorovicic es una zona de transición entre la corteza y el manto terrestre. Aparece a una profundidad media de unos 35 kilómetros pudiendo encontrarse a mas de 65 kilómetros de profundidad en los continentes y a unos 10 kilómetros en los océanos.

La discontinuidad de Mohorovičić, a veces llamada simplemente «moho», es una zona de transición entre la corteza y el manto terrestre. Se sitúa a una profundidad media de unos 35 km, pudiendo encontrarse a 70 km de profundidad bajo los continentes o a tan solo 10 km bajo los océanos. Se pone de relieve cuando las ondas sísmicas P y S aumentan bruscamente su velocidad. Constituye la superficie de separación entre los materiales rocosos menos densos de la corteza, formada fundamentalmente por silicatos de aluminio, calcio, sodio y potasio, y los materiales rocosos más densos del manto, constituido por silicatos de hierro y magnesio.

A su vez, EE.UU. también luchaba por batir el récord en la perforación de la superficie de la capa terrestre y poder así hallar la discontinuidad de Mohorovicic, pero sus esfuerzos se vieron mermados en 1960, cuando el perforador de diamantes se rompió. El elevado coste de su substitución impidió poder continuar con el proyecto, alcanzando una profundidad menor que la de su eterno rival, 9.583 metros.

La inhóspita península de Kola

Los soviéticos escogieron para la perforación de su pozo superprofundo un lugar en la inhóspita península de Kola, cerca de una explotación minera de níquel próxima a la superficie. En parte, el lugar se escogió para comprobar si existían otras vetas de ese mineral a profundidades mayores, como así fue. El 24 de mayo de 1970 comenzó la perforación. Mientras, se construía en torno al pozo una especie de colonia industrial para los trabajadores e ingenieros, todo para mantener la perforación activa las 24 horas del día.

El objetivo inicial era ambicioso, alcanzar los 15.000 metros de profundidad. Paradójicamente, aunque pueda parecer una gran profundidad, no dejaba de ser poco menos de un 1% de la distancia al centro de la Tierra. Los primeros cuatro años, la perforación avanzó rápidamente y el pozo alcanzó los 7.263 metros. En dos años más ya se habían superado los 9.583 metros, la profundidad del pozo que era hasta esa fecha el más profundo, el Bertha Rogers, en Oklahoma.

Prueba y Error

Conceptualmente, perforar la tierra es fácil. Un taladro rotatorio es colocado dentro de un pozo y va destruyendo el fondo del agujero y así el pozo se va haciendo más y más profundo. Diferentes fluidos se hacen circular por el taladro con el fin de refrigerarlo. Cuando el taladro se gasta, se cambia. Aunque lo esencial era bien conocido, la perforación a grandes profundidades lo complicaba todo.

Hasta los 7.000 metros, los soviéticos pudieron emplear equipos estándar provenientes de la industria petrolífera y gasística. A partir de ese punto, al no existir ningún referente anterior de perforación a esas profundidades, se tuvieron que desarrollar nuevas técnicas y maquinaría, utilizando el método de prueba y error. Los soviéticos tuvieron que afrontar numerosas dificultades, aunque el principal problema que se encontraron fueron las altas temperaturas a las que tenía que trabajar la broca, lo que hizo que se tuvieran que idear sistemas de refrigeración y brocas capaces de trabajar a más de 300 grados.

Para continuar con la perforación, se tuvo que diseñar una nueva perforadora, la Uralmash 15000, especialmente ideada para la perforación a altas profundidades. Se trataba de una turbo perforadora (turbodrill, en inglés) , un invento perfeccionado por los soviéticos a finales de la década de 1940. A diferencia de las perforadoras tradicionales de rotación, en este sistema la columna de perforación se mantiene inmóvil y sólo gira la broca montada en el extremo inferior, reduciéndose así la tensión a la que es sometida toda la columna. Un mecanismo hidráulico hace girar la broca por la acción del lodo bentonítico a presión que circula a través de ella y que es bombeado desde la superficie.

Sin embargo, el sistema también tiene desventajas. La más importante es el desgaste que sufren las brocas, que giran a más revoluciones que en un sistema rotatorio. Este desgaste, unido a la menor calidad de los materiales que solían usar los soviéticos, hacía que el tiempo dedicado a la substitución de las brocas y otras tareas de mantenimiento redujera el tiempo efectivo de perforación y, en definitiva, fue uno de los factores principales que hizo que la mayoría de perforaciones soviéticas fueran mucho más lentas que las occidentales.

Otro problema que se encontraron los ingenieros de Kola, en este caso debido a la gran profundidad del pozo, fue el del propio peso de la columna de perforación. Pese a utilizarse aleaciones ligeras de aluminio, la columna, de 147mm de diámetro, junto con el lodo de perforación pesaba más de 200 toneladas. En el caso del pozo de Kola, se utilizaron tres tipos diferentes de aleaciones de aluminio, para la sección más profunda, una adecuada para las altas temperaturas, mientras que la de la parte superior otra que primaba la resistencia.

Los ingenieros de Kola también tuvieron que idear aparatos especiales para realizar mediciones físicas directamente en el fondo del agujero, antes de que las muestras de roca (los “cores”) fueran subidas a la superficie. De manera similar a como ocurre con los peces que viven a grandes profundidades, que cuando son subidos a la superficie tienden a explotar, cuando las muestras de roca eran sacadas a la superficie se deformaban debido a sus elevadas presiones internas.

12.000 metros de profundidad

Cuando ya se llevaba casi 13 años de trabajos, en 1983, la perforación alcanzó los 12.000 metros, pero los trabajos se detuvieron. Se aproximaba el Congreso Internacional de Geología, que ese año tocaba celebrar en Moscú. El congreso dedicó un monográfico al pozo de Kola, durante el que se hicieron públicos algunos de sus descubrimientos. La pausa duró todo el año y parece ser que contribuyó a la fatídica avería del 27 de setiembre de 1984. Ese día, durante la maniobra de retirada de la corona del taladro, este se atascó, presumiblemente, porque la columna de perforación quedó atrapada en una sección elíptica del agujero. Todos los intentos para resolver el atasco tratando de subir la columna resultaron inútiles.

Al final, la tensión a la que se vio sometida la tubería acabó provocando su rotura a los 7.000 metros de profundidad. La rotura ocurrió en una parte cavernosa (zonas en las que el diámetro del pozo es muy superior al diámetro nominal del taladro) del agujero y la parte superior de la columna se desvió. Los intentos para volver a conectar con la sección perdida de la tubería resultaron infructuosos. Se habían perdido 5 años de trabajo, 5.000 metros de tuberías habían quedado atrapados en el fondo del pozo.

Volviendo al trabajo

Ante esta situación, se decidió que antes de continuar con la perforación era necesario hacer el agujero más ancho y colocar un “envoltorio”, una tubería exterior, para estabilizar las secciones cavernosas de la parte superior del pozo, que eran las más inestables. El diámetro del pozo se amplió hasta los 295mm de diámetro y se colocó una tubería exterior de 245mm hasta los 8.000 o 9.000 metros de profundidad. Durante la operación para hacer más ancho el pozo, a la profundidad de 7.000 metros, el taladro se desvió de su anterior trayectoria y se continuó perforando un nuevo pozo lateral de 295mm de diámetro. Una vez se acabó de colocar la tubería exterior, la perforación siguió con un diámetro de 215.9mm.

Se tardarían casi 5 años en llegar a la profundidad anterior a la rotura, pero en 1989 se llegó a los 12.262 metros. Durante ese año, se esperaba que el pozo pudiera alcanzar los 13.500 y en otros cuatro años más, los 15.000. Sin embargo, las temperaturas que se estaban encontrando durante la perforación eran muy diferentes de las esperadas.

A los 10.000 la temperatura alcanzaba ya los 180 grados, mucho más de los 100 que se habían pronosticado. De seguir así la progresión, la temperatura a 15.000 metros de profundidad hubiera sido de unos 300, lo cual hubiera impedido al taladro trabajar. Con estos datos se consideró imposible continuar con la perforación y en 1992 se decidió detener los trabajos.

Vida ahí abajo

Según Yuri Yakolev, un geólogo que trabajó en Kola, no se esperaba encontrar pruebas de vida a grandes profundidades. Sin embargo, a medida que la broca iba penetrando a través de capas alternativas de rocas ígneas, se encontraron, aparte del agua, acumulaciones de gas y algunas sales de iodo y bromo. Incluso cuando se alcanzaron los 6.000 metros se encontraron fósiles microscópicos, entre los que se identificaron 24 especies distintas de plancton.

El Pozo al Infierno

Pero hay otras versiones al respecto, mucho más inquietantes que la versión oficial que dio la URSS. En una supuesta publicación en el periódico finlandés Ammennusatia, se decía que las excavaciones habrían alcanzado en 1992 una profundidad de 14.400 metros, y que a partir de esta profundidad, la perforadora hubiera dejado de ejercer presión sobre el suelo para empezar a girar de forma alterada y sin apenas oposición.

Intrigados por el extraño descubrimiento, decidieron bajar unos micrófonos muy resistentes al calor hasta la caverna. La temperatura allí abajo era de 1.100 grados y entre las llamas se podían escuchar voces humanas chillando.



Pero esta historia no sólo cobraba fuerza por la descripción de los hechos, sino que además daba el nombre y testimonio de uno de los supuestos científicos que participaron en aquella obra. El testimonio publicado en el supuesto diario, fue la del líder de la excavación, el doctor Azzacov, quien contó de esta manera lo sucedido:

doctor Azzacov
"Tratamos de escuchar los movimientos a cierto intervalo con unos micrófonos ultra sensitivos, los cuales dejamos entrar en el agujero. Lo que escuchamos, convirtió nuestra lógica científica en ruinas. Eran, en momentos, unos sonidos débiles, pero a la vez, altos en frecuencia, los cuales pensamos que venían de nuestro propio equipo. Pero después de algunos ajustes, comprendimos que en verdad el sonido venia del interior de la tierra. Apenas podíamos creer lo que nuestros oídos escuchaban. Escuchamos voces humanas, gritando con gran dolor. A pesar de que una voz era perceptible, pudimos escuchar miles, tal vez millones de almas gritando en sufrimiento. Después de este impactante descubrimiento, la mitad de los científicos renunciaron al proyecto por el temor. Esperamos que lo que este allá abajo, allá se quede.

Como comunista no creo en la existencia de Dios ni del cielo, pero como científico, ahora creo en el infierno es innecesario decir que fue algo impactante el haber hecho este descubrimiento. Pero sabemos lo que vimos y escuchamo
s".

¿Será verdad este testimonio? ¿Realmente escucharon los científicos involucrados en este proyecto el sonido de animales y voces humanas? De ser cierto, estas afirmaciones podrían dar veracidad a las teorías intraterrestres, las cuales dicen que en el centro de la Tierra existiría otro mundo, con otras gentes y otros animales. También conocida como la teoría de la Tierra hueca: esta dice que en los polos del globo existen dos entradas a lo que sería este mundo interior.

Nuevos proyectos en marcha

El pozo de Kola en la actualidad
El 23 de Septiembre del pasado año 2013, algunas publicaciones se hacian eco de la noticias.

Perforarán un pozo aún más profundo que el de Kola, Rusia, el mayor del mundo.

El programa internacional para descubrir los océanos, está integrado por 23 países donde destacan por su inversión EE.UU., China, España y Alemania, que anticipa la realización de un nuevo pozo que acceda a la litosfera terrestre, a una profundidad todavía mayor, pero ahora a partir del fondo del océano, donde se sabe que el grosor de la corteza es mucho más delgado. El problema más grande que deben enfrentar los científicos es el de las temperaturas que superaron los 180º. C

Los procesos que tienen lugar en la profundidad de la Tierra siguen siendo un misterio, pero los científicos soviéticos habían encontrado oro cuando llegaron a los 10 Kilómetros de profundidad lo que estimuló la perforación en grado sumo. Pero cuando pasaron esa profundidad, el taladro se fundió dos veces, algo que teóricamente, solo podría pasar cuando las temperaturas alcanzaran niveles solares. Sin embargo la concentración de 78 gramos de oro por tonelada de roca en esos niveles del subsuelo, provocaron un nuevo intento: la producción industrial es rentable a partir de 34 gramos por tonelada.

Estados Unidos había emprendido un proyecto similar al que ahora se planifica: el proyecto Mohole, intentando penetrar en la corteza del océano Pacífico, en las costas mexicanas, pero la falta de financiación hizo descartar el plan.