jueves, 15 de febrero de 2018

Ordos

Desde hace unos años, China entró en una enloquecida espiral de construcción de ciudades, barrios pueblos... fantasma. Varios artículos en la red se preguntan cual es la finalidad de la Republica Popular China. Porque se construyen millones de departamentos, miles de rascacielos, casas y hasta centros comerciales que quedan completamente vacíos? Se calcula que hay 64 millones de casa vacías, y cada año se construyen 20 nuevas ciudades en las vastas tierras de nadie en el interior del país.

Sólo en China es posible un desatino de este calibre: un escenario distópico acabado y listo para usar en forma de megaciudad. Ordos, uno de los grandes proyectos para recolocación de emigrantes o desplazados en el país, está preparada para acoger a un millón de habitantes. Los cálculos más optimistas hablan de no más de 100.000 y casi todos son funcionarios públicos, obligados a la fuerza a desplazarse a la remota población, situada en el suroeste de la Mongolia Interior, una de la regiones autónomas de la República Popular China.

Una docena más Aunque las autoridades camuflan la realidad y retocan el censo añadiendo a la ciudad los residentes en toda la prefectura, el proyecto es uno de los grandes escándalos del país. El presupuesto total de la construcción nunca ha sido revelado, pero se calcula que no bajó de 200 billones de dólares, casi en su totalidad procedentes de dinero público. Al parecer no es el único caso de ciudad fantasma: la prensa ha informado de al menos una docena más de urbes construidas para nada y para nadie.

Las fotos de satélite muestran a Ordos como una ciudad moderna, planeada en forma de octaedro y con un diseño en apariencia cómodo para los habitantes. Tiene zonas residencial, con torres de hasta 20 pisos y un distrtito financeiro, con construcciones aún más altas. Ni las primeras ni las segundas han sido ocupadas. Las imágenes tomadas en la superficie urbana por el fotógrafo suizo Adrien Golinelli (1987) son desoladoras.

El documentalista acaba de publicar el libro Ordos: the Stillborn City (Ordos: la ciudad aún naciente) que muestra la demencia , megalomanía y sinsentido de una idea enloquecida.

Adrien Golinelli
Pese a que se trata de una ciudad en la estepa, un lugar con un clima extremo, Ordos sufrió una burbuja inmobiliaria antes de estar construida del todo. La cercanía de las importantes minas de carbón que abastecen a las centrales térmicas chinas hizo que los precios de las propiedades se disparasen antes de que empezaran a llegar los potenciales nuevos residentes: un apartamento de 60 metros cuadrados alcanzaba los 50.000 euros, cantidad inalcanzable para la gran mayoría de los chinos, incluso para la nueva clase media que pretendían atraer hacia el lugar.

Las fotos de Golinelli muestran un escenario "oscuro y cínico", dice Christian Caujolle en el prefacio del libro, donde el fotógrafo "se esfuerza por capturar fielmente y con una meticulosa precisión una atmósfera tan irreal que parece inventada".