lunes, 6 de julio de 2015

Anna Monaro

Lo ocurrido con Anna Monaro, esta mujer italiana a principios de los años 30, no tiene aún hoy una explicación clara. ¿Qué provocó que esta dama aquejada de asma emanara una luz tan singular de su pecho? He de señalar que no es ninguna leyenda urbana, y que el caso, fue profundamente investigado por varios médicos de la época. Tenemos artículos de periódicos como la “Tribuna Illustrata” que nos describen el caso, así como los informes que publicaron varios médicos e incluso de físicos como Enrico Fermi, quien dedicó a este caso, cerca de 52 páginas en su trabajo sobre este tema.

Anna Monaro, la mujer iluminada de Pirano

Año 1934. Anna Monaro es una mujer de 42 años de vida humilde y casada con un pescador. Su salud es débil, padece asma, y  cada día acostumbra a dar pequeños paseos a última hora, acudiendo hasta el puerto para acompañar a su esposo de vuelta a casa.
Anna Monaro

El 8 de marzo de ese año, los huéspedes del hostal Piran estaban dispuestos a pasar la noche como de costumbre  cuando, Maria Gherardi, una cliente con insomnio  que se encontraba en una habitación con otras siete mujeres, entre ellas Anna, vislumbró una pequeña nebulosa lumínica sobre el pecho de la señora Monaro. El enigmático fenómeno se repitió varias veces en las noches entre el 9 y el 19 de Marzo y obligó a su internamiento en el hospital de la ciudad donde fue recibida y estudiada por varios científicos de prestigio.

Los  primero médicos en reconocer a Anne fueron  Fabio Vitali, y G.C. Trabacchi que condujeron un extenso análisis basado en el aislamiento de la paciente y en la toma de datos, fotos e incluso un vídeo de 3 segundos para concluir que el fenómeno era, cuanto menos, real. Su primera descripción fue:
 
“..A las 10 35 p.m., sin ningún sonido, aparece súbitamente del pecho de la paciente un pequeño resplandor de luz blanca-azulada que asciende lentamente hasta el cuello hasta iluminar sin sombras claras sus facciones. Al mismo tiempo, la paciente se revuelve de su sueño emitiendo un pequeño gemido…”

El caos propagandístico de la época convirtió el caso en fuente de las más disparatadas teorías pseudocientíficas, religiosas y místicas. Hubo un psicólogo que defendía la presencia de organismos eléctricos y magnéticos indefinidos en el cuerpo de la mujer. Sólo la atención suscitada en un par de reconocidos científicos aportó algo de luz (nunca mejor dicho) a las causas de la inexplicable quimera.

El primer científico serio que publicó  (en The Times) una aproximación al fenómeno fue el Doctor Giocondo Protti, que apoyado en los estudios de bioluminiscencia de E.N. Harvey “The nature of Animal Ligth.1920? estableció que el estado de debilidad de Anne debido al ayuno religioso incrementó la cantidad de sulfuros en su sangre y sudor que convenientemente estimulados por la radiación ultravioleta de la propia sangre alcanzan propiedades lumínicas. Para Protti la emisión ultravioleta de la sangre de Monaro estaba fuera de toda normalidad.

Marconi
En septiembre siguiente se publicó un exhaustivo informe de 52 páginas, en el que participó el famoso físico Enrico Fermi,  que contienen los resultados de los exámenes, las observaciones y experiencias sobre  Anna Monaro en la clínica Romana (Suplemento de “investigación científica”, año V, vol. II, N º 5-6 ). Se obtienen, al menos, el marco de física y psíquica de la personalidad de Monaro y muchas noticias sobre su vida y su familia de Koper, donde nació en 1892. “..Una mujer somáticamente normal, sin psicopatías aunque  con predisposiciones fantásticas por sus carácter religioso…” sic

Más adelante la historia se fue cargando de componentes religiosos y psicológicos. La propia Anne contaba que en sus sueños y recurrencias infantiles aparecía siempre desprendiendo un áurea luminosa blanca .Todo ello condujo a una sacralización del fenómeno que lo arrastró al pozo de los desmemoriados.

La historia de esta “luminosa mujer” aparece en la edición impresa de los más importantes periódicos de la época. The Times (5-Mayo-1934), London Illustrated News y la L’Illustrazione Italiana. Fue una auténtica celebridad en los círculos médicos y el indescifrable prodigio siempre estuvo acompañado de la rumorología y populismo de las clases sociales menos cultivadas.


Ahora bien, poco a poco el caso de Anna Monaro perdió intensidad el día en que, sencillamente, perdió “su brillo o su bioluminiscencia”. ¿La razón? En cuanto se recuperó y su asma dejó de ser tan grave, aquel fenómeno dejó de aparecer.

Si quereis saber mas sobre ella y los estudios que le realizaron, os remito al siguiente libro:

Unexplained Phenomena: A Rough Guide Special
Escrito por John Michell,Bob Rickard,Robert J. M. Rickard